viernes, agosto 18, 2006

 

La era del hielo


Imprevistamente y de un día para el otro, así como aparecieron los hielos en la salida del canal, desaparecieron exactamente una semana después de su llegada. Justo al día siguiente de nuestra odisea sobre los témpanos. Si no fuera por el recuerdo de mi dedo machucado pensaría que fue todo parte de una gran fantasía!!




No había excusas y era hora de ponerse a trabajar nuevamente. Claro, quedaba un detalle: cómo recorrer los casi 100 metros de hielo aparentemente consolidado que nos separaban de las aguas abiertas?? Había que encontrarle la vuelta al pequeño detalle de transportar el Zodiac hasta el mar.

Básicamente teníamos dos alternativas: abrir y mantener un canal de navegación libre en el hielo o bien construir algún sistema para arrastrar el bote sobre el mar congelado.


No esperábamos tener temperaturas mucho más bajas de las que habíamos tenido hasta ahora como para que la condición de los hielos cambiara mucho. Más bien se podía esperar que en lugar de compactarse más, en algún momento se abriera nuevamente a la primera tormenta de viento.


De acuerdo con las estadísticas de los últimos 50 años, la temperatura media en esta región de la península antártica se ha elevado aproximadamente unos 5 °C. Suficiente como para que el avance del frente de hielo polar quede relegado en esta área. Este año ha llegado a unos 100 km al sur de nuestra ubicación, como pudimos ver en unas fotos satelitales del mes de Julio. Es más, los datos recogidos en la base americana Palmer desde el 97 indican que los valores de temperaturas que estamos observando en esta zona son más bien característicos del nuevo escenario presente y no es extraño que sigamos en valores bajo cero pero cercanos al punto de congelación. Claro, en realidad nadie se esperaba condiciones tan benignas, menos los canadienses que suelen tener valores mucho más bajos en el termómetro durante su período invernal!!


Igualmente eso no quiere decir que no haya años en los que los valores térmicos sean inferiores, con períodos a -20 °C. Aparentemente en esta región, la más afectada por el cambio climático, lo que antes era la excepción de un invierno suave, ahora parece ser la regla y viceversa. Por más que estadísticamente la temperatura siga su tendencia descendente hasta fines de Septiembre, definitivamente ya no esperamos esos valores que creíamos iban a ser habituales por algunas semanas con registros de -30 °C. Por un lado, mejor para nuestros dedos!! Jajja…

Este fenómeno es más bien local y no se debe extrapolar al resto del continente antártico, donde inclusive en algunas zonas se han registrado descensos en las medias térmicas. Digamos que vinimos a parar al “Caribe Antártico”!!


Después de intercambiar ideas al respecto, primó la opción de construir un trineo para transportar el Zodiac, como los que usan los esquimales en el norte de Canada. Qamutik (pronunciado Kjamutik), que le dicen. Francois y Amelie eran nuestros expertos en arte Inuit ya que han vivido varios años por esos lejanos pagos del norte y fueron los encargados de coordinar la construcción. Menos mal, porque Seba y yo no salíamos de la carpintería de “onda” estilo antartIKEA!!




La estructura era simple: dos tirantes de madera unidos por listones como los que habíamos utilizado en Melchior para construir el puente, empleando la misma técnica de nudos. El condimento secreto y que garantizaba el éxito era una banda de teflón colocada en la base del trineo. Así el deslizamiento estaba asegurado!!



Trabajamos un par de días en el proyecto…bueno, trabajaron, ya que con mi dedo fisurado mi aporte más que nada consistió en cebar mate y servir galletitas con dulce de leche para la merienda. Para que tienen un argentino a mano sino??? Por supuesto que junto con Mariano más que nada dábamos indicaciones y criticábamos desde afuera...pse!


Cuando quedó listo, el test llevando pasajeros humanos (o casi) fue todo un éxito. El teflón permitía un avance sin fricciones y era increíble ver la flexibilidad de la estructura para sortear las irregularidades del terreno. Un chiche!!



Quedaba la prueba de fuego de cargar el Zodiac con sus más de 200 kg de peso a ver que pasaba…


Por mi parte me fui a hacer un estudio sistemático del espesor del hielo, ya que hasta el momento siempre nos habíamos movido para el lado del canal y muy pocas veces hacia el lado del mar abierto. Tal vez por ser la zona más cambiante o la última en congelarse, guardábamos un poco de respeto y desconfianza para aventurarnos por esas márgenes.


Resultó ser toda una sorpresa! Periódicamente fui haciendo huecos en el hielo con un pico y midiendo su espesor…totalmente uniforme!! El promedio andaba en las cuatro pulgadas por donde lo chequeara. Inclusive en el extremo junto al mar. Y ahí era un espectáculo digno de verse ya que la inmensa placa de hielo serpenteaba acompasada por los movimientos ondulantes del mar. Parecía un gigantesco ser vivo que respiraba pausadamente y en algunos momentos daba vértigo por el grado de flexión que se apreciaban en los extremos.


Estaba todo listo! Sólo teníamos que llevar el Zodiac a la “costa” y largarnos nuevamente a muestrear. Pero claro, no nos olvidemos de los tiempos fílmicos!! Como parte del guión de la película que están haciendo tiene algunos contactos históricos con la odisea que vivieron los tripulantes del Endurance en la epopeya antártica de Shackleton, querían aprovechar la oportunidad para hacer una analogía temporal. Allá por 1915 estas gentes se habían visto forzadas a tener que evacuar el barco atrapado en los hielos y desplazarse sobre los témpanos arrastrando los botes salvavidas, de una manera similar a la que íbamos a hacerlo nosotros. Claro, salvando las infiniiiiitas diferencias, no?


Así que los días previos se desató una fiebre “Shackelton” en la que el libro de fotografías de la expedición de principios de siglo pasado se volvió el libro de cabecera. Mirando mil veces las fotos, comentando los detalles…hasta el punto que llegué a temer una especie de delirio místico por parte de Jean de tanta identificación con el tema este. Propuse quemar el libro antes de que quisiera reproducir las imágenes en que se les hundía el Endurance, pero me aseguraron que no llegaría tan lejos…esperemos!!!


El martes 8 de Agosto fue la prueba de fuego. En un día excepcionalmente claro y gélido preparamos el operativo metódicamente. Los humos procedentes del incinolet matizaban el ambiente con su aroma particular. Todos estábamos enfundados en los Mustang y con los arneses listos. La superficie de ese lado del velero consistía en una placa de hielo más que resbaladiza, por lo que si bien se complicaría un poco la tracción de nuestras botas, el deslizamiento del trineo era algo incuestionable.


El Qamutik crujió un poco al descargar el peso del Zodiac encima de sus espaldas. Pero resistió bien. Una vez que la cámara estuvo en posición, largamos!! Y resultó ser mucho más simple de lo que esperábamos! Con el teflón resbalando furiosamente sobre el hielo, una vez que imprimimos un poco de movimiento, el desplazamiento era prácticamente sin esfuerzo.



No cambió mucho la situación cuando nos metimos en una superficie más despareja y con algo de nieve. Tal vez hubo que hacer un poco más de fuerza, pero estábamos sobrados. Al mirar hacia atrás era increíble ver como los ejes del Qamutik se amoldaban a las irregularidades del terreno al punto que parecía que iba a colapsar…pero no, se las bancaba.


Nuevamente fuimos víctimas del equipo de filmación y la maniobra se repitió incontables veces para tener los distintos ángulos y enfoques de la odisea. La foto “análoga” a la de la expedición de Shackleton quedó realmente muy buena. Al final ya nos sentíamos como perros de tiro de tanto andar con los arneses empujando el Zodiac de un lado para el otro!




El descenso al agua fue sin mayores inconvenientes y sorpresivamente el hielo resistió los embates sin fracturarse. El Qamutik había resultado un éxito de taquilla!!


El miércoles bien temprano nos preparamos para la estación. Ahora además del transporte de todo el equipamiento dentro del velero, había que desplazarlo hasta el Zodiac usando el Qamutik y algún que otro trineo. Este instrumental de medición debe ser de lejos el más viajado y sacudido del mundo!! Si pudiera hablar seguramente nos preguntaría por qué no nos dejamos de joder y lo dejamos tranquilo en un lugar…jajjaa…



Era una mañana gris y aún estaba oscuro. El Zodiac era un mero punto oscuro a lo lejos. Qué grande sería nuestra sorpresa al llegar hasta allá con todas las cosas y descubrir que durante la noche el hielo había regresado taponando una vez más la salida!!! No eran grandes bandejones, pero se extendían por unos 200 metros con un grado de compactación suficiente para impedir la salida del bote. Jodeeeer!!!!




No quedó otra que volver a los cuarteles y esperar. Con Seba fuimos hasta la cima del cerro para tener un panorama general de la situción y efectivamente, estábamos fregados!


Lo más cómico es que como era la primera vez que salíamos de esta manera, casi toda la tripulación se había levantado temprano para colaborar con el transporte de las cosas. Si seguíamos con los amagues, probablemente la próxima ni se molestaran en levantarse…Pedrito y el lobo?? Jajjaja…


Dos días duró la espera hasta que un poco de viento proveniente del lado del canal abrió una brecha lo suficientemente grande como para poder salir.


Los días que nos tocaron para trabajar no fueron precisamente los ideales y más bien estuvimos plagados de inconvenientes experimentales que nos darían con qué entretenernos en las jornadas subsiguientes.



Me convencí de que debe ser una especie de maldición. Con Seba comenzamos una tradición de bautizar cada estación de muestreo con un nombre femenino de alguna novia, amiga o simplemente alguien desconocido. Como regla pusimos que fuera en su versión francesa, ya que el idioma oficial era el francés quebecois de los canadienses de la tripulación. De esa manera, terminábamos asociando el nombre otorgrado con buenos recuerdos hacia esa persona, o simplemente nos desquitábamos recordándola a ella y toda su familia cuando surgían los problemas. Era más entretenido recordar a la familia de “Monique” que decir “estación 01 y la puta que te parió!!”…o sea.


El tema es que por algún motivo cada vez que me tocaba bautizar a mí las estaciones algo salía mal. El clima ere una porquería, nos mareábamos en el Zodiac durante el muestreo (bueh, me mareaba yo!) y las pobres de mis amigas quedaban defenestradas de tantos buenos recuerdos que nos dejaban…menos mal que la próxima le toca a Seba!!


La pregunta del millón ahora es: cómo va a ser nuestra próxima salida a muestrear???? Un poco más tranquila o nuevamente cambiarán las condiciones???? El tiempo dirá!!!

Salut!!!!


Damián


jueves, agosto 17, 2006

 

Vacaciones forzadas





La semana siguiente a nuestra primera estación de muestreo basados en la carpa estuvo signada por vientos violentos que nos obligaron a acuartelarnos en el velero. Con momentos en los que llegaron a soplar a casi 100 km/h, fue la verdadera prueba de fuego para las carpas. La nuestra venía bancándose los embates con dignidad y resistencia. La de Francois desapareció en una noche de ráfagas infernales. Por la mañana vimos que había algo raro en el paisaje habitual de la bahía. El domo naranja que coronaba la cuesta ya no estaba más.


Una inspección posterior reveló su ubicación acantilado abajo flotando en el mar, inerte como una gran medusa. El rescate confirmó las sospechas: se habían desgarrado completamente los anclajes en la tela y el resultado era un manojo de material sintético destrozado en miles de flecos. Chau “power corner”…


La vida de las visualmente impactantes carpas “fashion” fue corta y efímera, pero por suerte nuestro habitáculo científico se había aguantado todo sin chistar y seguía en pie como desafiando las fuerzas de la naturaleza. Aguante el bodoque rojo!!!


Por mi parte, no sólo tuve que recluirme en el velero por cuestiones climáticas, sino que también por razones de salud. Un resbalón en el hielo de la cubierta me había dejado resentido el músculo lumbar justamente donde ya tenía una vieja lesión, y por casi una semana me la pasé con calmantes, relajantes musculares y un “sac magique” (una bolsita con piedritas que se calienta en el microondas y afloja bastante el dolor) prendido en el traste. Los relajantes eran tan potentes que al acostarme me noqueaban y sin duda que fueron las mejores noches de sueño de corrido que tuve hasta ahora…inclusive cuando nuestro querido generador de proa seguía encendido…quiero más!!!


El viernes 28 de Julio cambió todo. Por la mañana Seba me saludó y después del “bon matin” me dijo: estamos jodidos! (en inglés, claro). Por la noche los vientos habían rotado al sur, la temperatura había caído por debajo de lo -10 °C (todo un récord hasta ahora) y la salida del canal hacia el mar para ir a muestrear estaba atestada de hielo. Un montón de pequeños bandejones habían cubierto los alrededores del velero, unificándose con el frente de mar congelado que avanzaba desde el otro lado del canal como un velo blanco que se nos acercaba lentamente.




De a poco estos nuevos visitantes se iban consolidando y rápidamente las posibilidades de bajar el Zodiac al agua quedaron descartadas. Estábamos varados hasta nuevo aviso!! A unos 100 metros del velero, más o menos por donde hace tan solo una semana desembarcábamos para hacer el rodeo del cerro hasta las carpas, el frente de hielo se interrumpía por la presencia de un montón de escombros y témpanos que hacían el paso totalmente impracticable.




Moraleja? A esperar nomás a que las condiciones cambiasen o bien que el hielo estubiera lo suficientemente sólido como para intentar moverse con todo el aparataje de cosas encima de él. De ese modo, y casualmente en coordinación con la gente de vacaciones de invierno en el hemisferio sur y de verano en el norte, tuvimos que “sacrificarnos” con una semana de vacaciones “forzadas”. Je!




Lo bueno de los vientos del sur es que se llevaron las nubes que venían tapizando los cielos desde hacía unos cuantos días y por fin luego de lo que a nosotros nos pareció una eternidad, reapareció el sol. Y como el período de luz aumentaba vertiginosamente cada semana, pudimos disfrutarlo a pleno por un par de horas desde el cerro al costado de la carpa. Qué placer!!! Eso sí, guaita porque no hay que olvidarse que tenemos el agujero de ozono justito encima nuestro!! Ponete crema nene!!!



El domingo tuvo lugar un gran quiebre en mi existencia. Un antes y un después…hice mis primeras armas con el esquí!!! Algo muy común para esta gente oriunda de Canadá, que para mí era algo totalmente novedoso.


Para acceder al cerro habían colocado una escalera que sorteaba los metros de aguas abiertas entre el planchón de hielo afianzado a la izquierda del velero y la costa. Luego había que recorrer la ladera cubierta de nieve en una inclinación más que interesante para llegar a la carpa y de ahí subir al cerro.


Je, pero cargando los esquíes enterrándome una vez más hasta las rodillas no fue precisamente una tarea sencilla.




La pista que se extendía ante nosotros era simplemente la caída del glaciar hacia el mar abierto, comenzado con una suave pendiente que de a poco se iba haciendo más pronunciada hasta el punto en que era imperativo frenar para no seguir de largo y terminar saltando por el barranco.

Primera lección: cómo frenar!! Digamos que desarrollé rápidamente una técnica no muy ortodoxa pero efectiva: tirarme de cabeza (o de culo, según la ocasión) a la nieve apenas notaba que ya me iba de mambo! Por suerte la nieve era fresca y salvando el frío que te recorre el cuerpo una vez que se te mete adentro de las ropas, era un buen colchón para aterrizar.




Más tarde desarrollé un tímido pero efectivo estilo de slalom que básicamente surgió cuando me iba derechito para el acantilado en lugar de bajar la cuesta. Por ser la primera vez, me dijeron que estaba muy bien. Lástima que mi nivel siempre se queda trabado en "muy bien para la primera vez"! jajjajaja…


Era muy interesante descubrir las posiciones ridículas en las que quedaba el cuerpo de uno cuando se trababan los esquíes y salía catapultado sin previo aviso por los aires. No entiendo por qué a los demás les causaba tanta gracia…pse!!


El lunes mientras hacía un poco de bici fija me dije: y por qué no aprovechar el hielo y trotar un rato?? Sop, bajé al planchón de hielo que tenemos al lado del velero (de aproximadamente unos 20 m x 30 m) y me puse a dar vueltas...por 25 min!!! Qué buen ejercicio!!! Con el tema de no resbalarse con el hielo o la nieve las gambas laburaban como si estuviera corriendo a mil a pesar de que en realidad iba a dos por hora!! Y girando a cada rato, aún más todavía!! Creo que después de verme estuvieron a punto de medicarme…jajajajja!!




Una mueva jornada de sol espectacular nos “obligó” a seguir probando suerte con el esquí. Tanto

Pascale, Stevens y Seba confirmaron lo que ya temían: soy un inconsciente de aquellos!!! Cada vez más rápido, cada vez más fuertes los golpes, adrenalina a full! Al final me animé y bajé por el otro lado del cerro, que es súper escarpado, directo hacia la carpa. Tuve que ir frenando de cote todo el tiempo...y lo más interesante es que venía usando esquíes de travesía, que son más angostos que los de esquiar y por lo tanto era más difícil aun!! Estas líneas confirman de debo tener más vidas que los gatos!!!


Como buen culo inquieto que soy, no pude aguantarme y me fui a correr un rato. Y esta vez expandí el territorio trotando sobre los bandejones que hay hacia la costa. Era como entrenar para cross-country, mirando bien donde metía la pata ya que en cada paso había un hueco potencial, camino directo al agua congelada! Y eso de correr sobre nieve acuachenta no es pa’ cualquiera!!! Otra vez con sólo 25 minutos me quedaron las gambas a la miseria!!! Después de tantos meses sin estirar las piernas de esta manera, sentía como que todo iba en cámara lenta! Quién hubiera dicho que hace tan sólo un año estaba corriendo maratones de 42 km??? Ni yo me lo creería de verme!!




Por suerte como era martes me tocó mi ducha semanal, así que después de semejante actividad física quedé limpito, perfumadito y afeitado. Una pinturita!


Por la tarde con Seba nos subimos al cerro que está a la izquierda del velero, una vía recientemente inaugurada por Pascale. Las nuevas perspectivas que nos daba ese punto de observación nos dejaron fascinados. Un poco más adelante se podía continuar en dirección hacia el canal y ver la desembocadura por donde hacía unas semanas salíamos con el Zodiac hacia Melchior. Ahora un manto blanco de aguas congeladas cubría esa encrucijada y no veíamos la hora de poder acceder a esa superficie helada para incrementar nuestra capacidad de movimientos. Faltaba poco, pero todavía el hielo que nos separaba del velero hasta allí estaba muy endeble para caminar por encima con seguridad.


Nos quedamos recostados en la nieve tomando unos mates mientras caía el sol y el cielo se incendiaba de colores. Espectacular!! Como de costumbre, faltaban las chichis...menos mal que yerba había en abundancia!! Jajjaja…




Finalmente llegó el gran día. El miércoles 2 de Agosto sería clave en nuestras vidas. El día que recordaremos como aquel en el que recobramos la libertad de movimiento!! Cautelosamente y sin disimular el cagazo, cruzamos los 100 metros de terreno inestable hasta el gran planchón de hielo que veíamos la tarde anterior desde el cerro. La extensión era grande como un estadio de fútbol y desde allí se podía contemplar en toda su magnitud a los glaciares que lo rodeaban. Era impresionante estar al lado de esas moles de hielo!!


Por otro lado, el cambiar de perspectiva después de tantas semanas de ver todo desde el mismo lugar era un bálsamo para los sentidos! Si le sumamos el sol...era el paraíso!!


Esa la mañana con Seba y Pascale hicimos un poco de esquí de travesía en ese nuevo territorio conquistado y después no pude evitar la tentación y me cambié para ir a correr...por esos hielos!!! Ahora sí que era demasiado!! Quién hubiera pensado que iba a estar trotando por esa superficie helada, enfrentando y dejando atrás esas paredes inmensas de hielo que flanqueaban el lugar? Yo?, ni mamado!!




A la tarde volvimos al lugar ya que Seba y Serge querían probar sus sofisticados kite…de 5 m, con arneses y usando esquíes!! El impulso de querer probar era grande y atrayente de sólo verlos moverse de un lado para el otro! Claro, hay que aceptar las limitaciones propias y fácilmente reconocí que combinar mis aptitudes de esquiador con el manejo de los caprichos del viento no iba a dar un buen resultado para mis huesos…aunque quién sabe??...por ahí un día de estos pruebo!




Mientras ellos seguían jugando con los bichos estos yo me fui ladeando un glaciar hasta la bahía por la que salíamos hacia Melchior para ver el atardecer. Espectacular! El viento paró, sólo se oían las gaviotas revoloteando y el cielo empezó a cambiar de colores en un degradé interminable. Me preparé unos mates y disfruté un buen rato del momento. Después vinieron los chicos y abrí mi paquete del mes de 9 de Oro. El momento ameritaba...



El jueves fue la coronación y justificación de todo lo que habíamos pasado para llegar a estar acá. Arrancamos con una salida grupal a correr por el nuevo circuito que había inaugurado el día anterior. Esta vez parecíamos un club de corredores con Seba, Mariano, Francois y Amelie. Por supuesto no faltó el desafío de hacer unos piques y terminamos corriendo como desaforados tratando de no quedar últimos…espíritu competitivo?? Noooooo…


Para completar la mañana, volví al velero y agarré una de las bicis. Al rato me siguió Mariano y así se cumplió uno de mis anhelos que era poder rodar por las aguas congeladas. La sonrisa que tenía no cabía en mi rostro de lo contento que estaba!! Por fin algo de movimiento y no la visión estática del rodillo!!!


Andar en la nieve y en el hielo era lo más parecido a rodar por la playa. Por momentos se avanza bien en la arena húmeda, pero en la parte seca es imposible. Acá era igual. Hicimos un intento de incursión en el canal que se adentraba por unos 700 metros hasta el mar abierto, con la base Melchior de fondo, pero no pasamos de la mitad. La nieve enterraba las bicis hasta la mitad y quedábamos clavados como estatuas.



Y bueh, otro día! Mejor seguir dando vueltas por el “estadio” con una superficie más consolidada, no?


Creía que había tocado el cielo con las manos, pero todavía restaba la experiencia más fuerte y descerebrante hasta el momento. Como parecía que el hielo no tenía intenciones de retirarse de la salida hacia el punto de muestreo, decidí hacer una incursión con Seba para ver qué posibilidades habría de encontrar un pasaje por donde empujar el Zodiac hasta aguas abiertas. Desde el cerro se podían apreciar los incontables témpanos que se movían al compás de la marea y se iban apretujando poco a poco.


Nos metimos en los trajes secos de buceo (esta vez enganché un XL, así que no me asfixiaba tanto como la otra vez!), agarramos un par de palos para testear el espesor y la dureza del hielo...y salimos con todo nuestro delirio a cuestas!!


Fuimos caminando sin problemas hasta el primer iceberg grande y ahí vimos que empezaban a surgir brechas de agua sin congelar. Era impresionante ver el témpano sumergirse hasta el fondo mismo del canal en una pared interminable de hielo! Como no había viento y el agua estaba clarísima, se veía perfecto hasta la base del gigante! Eso del 10 % afuera del agua y 90 % adentro es cierto!!!



De ahí en más comenzó el desafío. Ya estábamos ahí, comprobamos que era imposible hacer la movida de llevar el material para hacer los muestreos por ese lado...íbamos a volver?? Noooo, por el contrario, decidimos seguir...sobre los hielos!


La sensación de estar parado encima de un témpano era algo insuperable. Una cosa es verlos desde el Zodiac, desde arriba del kayak o desde la costa...pero caminar encima era de otro planeta! Las facetas de los cristales de hielo recién formados, las placas que crujían como un trueno, el movimiento ondulante al atravesarlos...único! Y trepar hasta el extremo de cada punta para otear el horizonte...que sensación!!


Comenzamos a movernos a los saltos, de un témpano al otro, pasando por bandejones mucho más endebles en los que había que hacer un poco de ice-surfing para mantener el balance y no caerse al agua. Íbamos tanteando las infinitas topografías que se desplegaban ante nosotros, siempre desconfiando de que se pudiera fracturar bajo nuestro peso...bah, más bien el mío!

En algunas partes usábamos los palos como garrochas para sortear los baches de agua abierta y al mirar atrás nos preguntábamos: y ahora cómo volvemos?? Pero al igual que cuando se encara una montaña, sólo mirábamos para adelante y la vuelta sería problema para después.


Primero sorteamos una zona llena de témpanos grandes que íbamos escalando y saltando uno a uno hasta llegar a planchones más amplios por los que podíamos caminar sin dramas. El escenario simplemente quitaba el aliento: glaciares al costado, témpanos con mil formas por todas partes y una superficie de hielos sorprendente en cada lugar que mirábamos. Sólo se oía el chasquido de los hielos, la marea apretujando los cachos más pequeños contra las rocas y alguna que otra gaviota...nada más!


La gama de azules que se ofrecía ante nuestros ojos no tenía fin...desde el blanco total al azul más profundo, pasando por todas las tonalidades intermedias. Una grieta súper azul, un hueco más pálido...la transparencia del suelo por el que andábamos siempre incitaba a la desconfianza para el próximo paso. Se notaba que los pequeños planchones se habían fundido hace poco y aún estaban en un equilibrio precario.


En una parte nos encontramos con una brecha demasiado extensa para sortear de un salto así que terminamos los dos arriba de un bandejón de hielo usándolo como balsa!! Surrealista por donde se mire!!


A lo lejos oteamos una foca despanzurrada haciendo lo habitual: nada. Así que le propuse a Seba de ir hasta allá para verla de cerca. Qué grande sería nuestra sorpresa al descubrir que no era una mansa Weddell, sino Leo, nuestra querida y a la vez temible foca leopardo del vecindario!!! Una rareza de aquellas, ya que estos bichos no suelen tirarse en los hielos al descubierto.

Ver el animal ese a un par de metros de distancia mientras sacudía la cabezota y nos resoplaba cuestionándonos qué catzo hacíamos ahí fue escalofriante y a la vez magnético. Yo le hablaba como si fuera un cachorrito de algún tipo de mascota...ja, con la boquita que tiene!!!! Mientras le preguntaba a Seba: “estás seguro que en el hielo estos bichos son torpes, no? Mirá si se nos viene encima!! Y nosotros con estos trajes mucha agilidad no tenemos…seguro?? Eh? Eeeehhhh????”


Obviamente, seguimos viaje. Pasamos a escasos metros de Leo y continuamos internándonos en un mar de planchones cada vez más inestables. Estaban cubiertos de trozos de hielo que parecían más bien gigantescos cantos rodados. Muy tramposos a la hora de pisarlos, por cierto.

Finalmente llegamos a la línea de témpanos que bordeaban el limite de lo transitable. De ahí en más sólo eran escombros de hielo que se mecían con la marea. Nos trepamos a un témpano grandote y desde la cima nos hamacamos un buen rato disfrutando del panorama. Estaríamos fácil a escasos 500 m del punto de muestreo!!! Hacía un buen rato que habíamos dejado de ver al Sedna...


A la vuelta Seba tomó la delantera y como todo se veía igual, fue imposible rehacer el camino de ida. Fue como empezar de cero de nuevo. Pero esta vez tenía adelante a un pendex que cada vez que saltaba me fracturaba los planchones que pisaba haciendo todo más difícil a mi paso. Se quería librar de mí??? Jajjaja…


Así fue que me hundí en el agua como tres veces! En una de esas ocasiones el hielo simplemente cedió debajo de mis pies y en un crujido similar a la rotura de botellas de vidrio me fui derechito para abajo. El instintivo movimiento de apoyar los brazos en el borde para no sumergirme del todo me costó caro, ya que tuve la mala leche de reventarme el pulgar derecho con el palo que llevaba en la otra mano. Ouch!!!


Una vez más usamos el bandejón como balsa y después tuvimos una serie de episodios adrenalíticos en los que el hielo empezó a rechinar debajo nuestro y tuvimos que salir disparando mientras el suelo se abría ante nuestros los pies...


Claro, una vez más, el que terminó en el agua en una sucesión de "cracks" fui yo...

Definitivamente fue lo mejor de toda esta aventura hasta el presente...sólo hubo un detalle: no teníamos la máquina de fotos encima!!!! Así que todo esto fue para nuestros ojos únicamente.

De todos modos me quedó un hermoso dedo fisurado como souvenir y ahora que lo tengo entablillado por unas semanas todos me llaman el optimista, porque ando con el dedo estirado como diciendo "Ok" todo el tiempo...jajajaj!!! Calavera no chilla...


Luego de tomarnos una pausa el viernes, más que nada por cuestiones climáticas, volvimos a la carga. El sábado hicimos otra salida grupal a correr en medio de una intensa bruma y fue muy cómico ver el efecto de las gotitas congeladas sobre nuestros pelos, cejas y pestañas. Después de media hora parecía que habíamos envejecido 50 años!!


Cuando terminamos lo fui a buscar a Marco y nos mandamos por el canal con las bicis. Otra aventura, con la neblina jugando misteriosamente con las formas y los colores...




Nos matamos de risa tratando de avanzar infructuosamente por la nieve...las veces que me caí!! Las partes con hielo más consolidado eran un show para los sentidos! Al avanzar se oía el crujir del hielo debajo de las ruedas, rompiendo cristales…


Por supuesto, el que metió la pata en el agua hasta la rodilla en un hueco tenía que ser yo!!! No hay caso, estoy predestinado a mojarme las patas!!! Jajajaj...menos mal que tenia el entablillado en el dedo, porque sino me lo daba vuelta de nuevo!! Joder...


De ese modo concretamos la primera travesía en bici por la Antártida desde el Sedna hasta el final del canal...un sueño!!!


Por la tarde volvimos a recorrer el canal con los esquíes de travesía. Era infernal como cansaba andar con esos aparatejos!!! Y más aún cuando la experiencia previa era nula, no?

Colgados con los paisajes nos agarró la noche y la magia apareció de nuevo. La luna bastante llena comenzó a iluminar todo con una pálida luz azulada dándole un marco diferente y especial a los glaciares y a las siluetas que se recortaban en el mar.




El único sonido era el del agua rozando los bloques de hielo y las piedras que asomaban desafiantes debajo de la capa congelada. La amplitud de la marea en estos días era mayor a un metro de altura y era impresionante ver como todo el bloque inmenso de mar congelado subía y bajaba al ritmo que le dictaba la luna. En los bordes era común escuchar un sonido agudo, agonizante, como el chirrido de una bisagra oxidada. Daba la sensación de que el suelo bajo nuestros pies se iba a fracturar en cualquier momento.



Era una experiencia que difícilmente se pudiera disfrutar de esa manera en muchos lugares del planeta. Sin viento, casi sin frío, sin predadores de los que preocuparse...simplemente el paisaje dominado por los hielos y nosotros.




El regreso también estuvo espectacular, siguiendo las huellas de los esquíes, agotándonos los ojos de ver tantas imágenes difícilmente más bellas...



Claro, el precio que hubo que pagar es que nos quedaron las gambas como para un transplante!!! Pero de nuevo, quién te quita lo bailado??


El domingo cerró la semana de “vacaciones” con un partidazo de Hockey sobre la nieve en el que confirmé mi ineptitud para los juegos grupales. Y menos uno en el que no tenía mucha idea de cómo se jugaba! Unos cuantos se salvaron de que les sacara un ojo por los revoleos involuntarios que daba con el palo de hockey. Cuando se dieron cuenta de que era un queso y no pegaba una, optaron por ponerme en la defensa para que estorbara...ahi si que andaba bien!! Jajajaj...



Fue una semana de lo más activa. Después de tanto tiempo confinados al escaso espacio del velero, la libertad de desplazamientos que ganamos gracias al hielo fue una droga difícil de dejar, más para un adicto a las actividades físicas como soy yo!


Volvimos al trabajo con los preparativos para una nueva estación, pero eso no impidió que adaptáramos nuestros tiempos para usufructuar las nuevas posibilidades al aire libre.


Una nevada cambió el panorama completamente. El hielo por el que solíamos correr ahora estaba cubierto de nieve, que no era el terreno más adecuado para las zapatillas. Las irregularidades y diferencias entre los hielos habían quedado en el olvido y todo parecía engañosamente uniforme.


Mariano no se pudo aguantar y, pala en mano, empezó a trazar una “pista de atletismo” para poder seguir corriendo. Con Seba le dimos una mano y la verdad que quedó genial. Por unos días, claro, ya que las nevadas se continuaron y todo el trabajo de una tarde desapareció de un día para el otro.




Hicimos el intento de resucitarla, pero el hielo debajo de la nieve se había derretido un poco y por lo tanto había una masa acuachenta que complicaba mucho el trabajo. Ante el panorama que se nos presentaba, opté por una alternativa radical y salí a correr con las botas de nieve! Cada una debería pesar media tonelada, y en ese terreno tan denso, era lo mismo que trotar con el agua hasta las rodillas!!! Digamos que no dejó de ser una nueva e interesante experiencia…qué seguirá???


Las ventajas de tener nieve fresca era que pudimos sacarle el jugo a unas de las actividades favoritas de Seba: el fresbee. Antes de conocerlo a él no tenía idea de que existía como una disciplina deportiva, con equipos oficiales, partidos y campeonatos mundiales. Para mi no pasaba de una actividad playera del verano. Quedé impresionado de ver el dominio que tenía con el platillo y nos pasamos horas practicando. A pesar de mi dedo fisurado me las pude ingeniar para tirarlo más o menos decentemente y atajarlo en pleno vuelo. En el peor de los casos aterrizaba en un buen colchón de nieve…




Esperemos que las condiciones actuales se mantengan por unas cuantas semanas más, así podemos seguir aprovechando de estos lugares fantásticos que tenemos a mano para recorrer. Veremos…


 

Cumpleaños Antártico!!

Entre todos los preparativos para largar los ensayos basados en la carpa cayó mi cumpleaños. 18 de Julio. Fecha que poco dirá a mucho de Uds., pero que tiene un significado más profundo para mí por razones obvias…


Siempre fui de terror con las fechas para estas cuestiones, así que mi filosofía es que si querés que te saluden, tenés que recordarle a los demás cuándo es tu cumple. La mayoría de mis amigos lo habrá comprobado en carne propia muchas veces, no?


Yo me lo tomo muy enserio y por ejemplo, tengo como regla inquebrantable el nunca laburar el día de mi cumple. No iba a ser esta la excepción, y siendo el responsable científico en estos pagos, fue sencillo convencer a Seba de que se me sumara en el feriado por decreto personal.

Pero como pintaba el panorama, después de haber visto el cumple de Jean y Martin, tenía muy pocas expectativas de algún festejo o algo por el estilo. Me había hecho la idea de que a los canadienses no les calentaba mucho este tipo de asuntos y que la cosa iba a ser más bien intrascendental y sin regalitos…un embole, bah!


Como me demostrarían los hechos después, estaba muy equivocado…

Veníamos de unos días muy agitados con la organización del trabajo y también un poco saturado de estar encerrado en el velero. Así que mi plan original era festejar rajándome a dar una vuelta con el kayak y, si tenía suerte, ver el sol en vivo y en directo que hacía rato que escaseaba.

Resultó ser lo mismo que planear una jornada de playa en Mardel con un día de anticipación. Por supuesto amaneció horripilante, con una bruma que cubría todo y un cielo negro que amenazaba con nieve en breve.


No me quería quedar sin hacer un poco de actividad, así que igualmente entrené un rato en el cuarto de edición y después me fui a pedalear un rato en la bici fija en la cubierta. Las sorpresas comenzaron apenas volví a mi cueva para cambiarme. Sobre la compu me encontré un paquetito con una buena provisión de golosinas y chocolates de parte de Pascale. Usualmente en el velero se regalan alguna botella con bebidas espirituosas, pero como ya se han dado cuenta rápidamente, lo mío pasa más bien por el azúcar que por el alcohol.



Al ir a desayunar empecé a ver post-it por todos lados con cartelitos que me deseaban felíz cumple en varios idiomas. Por supuesto, el que estaba en mi taza de café no lo ví hasta que estaba flotando en mi bebida matinal!! Seba era el responsable de la maniobra…


Serge se la pasó todo el día saludándome como si fuera la primera vez que me veía. Creo que batió todos los records que tenía hasta ahora de salutaciones cumpleañeras por parte de la misma persona en un solo día!!


Después de desayunar estaba un poco embolado porque no había podido hacer la movida con los kayaks y entonces Francois me dijo que iban a medir la distancia para ver si se podía usar el cable desde el velero para conectar el bendito generador con la carpa. Y ahí surgió la idea de que fuéramos varios. A alguien se le ocurrió usar los trajes secos de supervivencia que se emplean como salvavidas si (esperemos que no!) se hunde el barco, ya que era posible que nos fuéramos adentro del agua en alguna grieta en el hielo. Y así salimos disfrazados con esos trajes amarillos Amelie, Francois, Marco, Seba y yo. Realmente nos veíamos graciosos en esos ropajes. Por suerte el talle único era XL, así que por una vez me algo me quedaba bien de primera!!




Tardamos muy poco en agarrarle confianza al hielo y al rato de estar allí comenzamos a disfrutar de la libertad de movimientos sobre un gran bandejón que se interponía entre la costa y la popa del velero. La verdad que nos matamos de risa mal!!! Corriendo, jugando al fútbol saltando, surfeando en los cachos de hielo...estábamos como un nene que lo sueltan del corralito!!

Bueh, después nos cagaron un poco a pedos ya que esos trajes se supone que sólo se usan en casos de emergencia y no para hacer las animaladas que nos mandamos nosotros en el hielo. Pero quién te quita lo bailado???? Jjajajja…



Como postre para el almuerzo Joelle me hizo una torta de chocolate con salsa de chocolate alucinante que me dejo con la cuota de glucosa al tope!!! Me cantaron el feliz cumple en una mezcla de quebecois-inglés-castellano y hasta soplé una velita!! Se cumplirán mis deseos???

A la tarde me agarró un toque el viejazo melancólico y me colgué en la sillita de proa mirando caer los copos de nieve en el agua. Un ballet maravilloso que me tuvo clavado ahí como una hora mientras escuchaba un poco de música...


De vuelta a los cuarteles me tomé unos mates cómodamente desparramado en el sillón del estar mientras Mariano se ofreció agasajarme con unos masajes en los pies. Cómo negarse a semejante oferta? Me sentía un pashá…una odalisca por favor????


La cena estuvo opípara, con lomito de cerdo a la salsa de espárragos (de rechupete)…para el postre compartí con la gente mi autoregalo que me había comprado antes de venir para acá y que guardé celosamente para la ocasión: mi perdición favorita, los After Eight. Mmmmm, cualquier cosa por un After Eight!!! Y estando tan lejos son aún más ricos!!!


Después de comer Francois, Amelie, Seba, Mariano y Marco me llamaron y me dieron una tarjeta. Un cómico dibujo que me mostraba andando en bici hacía de portada y adentro, mediante un texto en francés (para que practique), me regalaban tiempo de teléfono para llamar a quien quisiera...alegría, alegría!!!! Como se imaginarán, las llamadas satelitales salen un ojo y la mitad del otro (por no nombrar otras partes de la anatomía) y no entraban en mi presupuesto habitual…


Martin me regaló unos cuadernos (que aparentemente son un clásico en Canadá) para que con ellos inicie mi diario de ruta durante mi viaje en bici por América. La verdad que me quedé impresionado!


Marco me obsequió un vale para ir de cabarutes en Montreal...pero vence en diciembre de 2006!!! Por las dudas igual lo guardo a ver si lo puedo revalidar, no??

De repente se me aparecieron con una torta (en realidad un tiramissu que habían hecho entre Marco y Mariano) con 4 estrellitas como velas y una cruz con un cristo en el medio!! Jajjaja, muy ocurrente...espero que nadie quiera crucificarme ahora que tengo 33!! Desplegaron bebidas y se armó un bar impresionante!!! Qué nivel…


El gran sorpresón estaba aún por llegar! Apagaron todas las luces y prendieron la tele...entre Serge, Marco y Seba con la colaboración del resto de la tripulación se habían armado un video parodiando la serie 24 en homenaje a mi cumple!!!! Obviamente esta producción se llamaba 33!

No les puedo explicar lo desopilante y bien armado que quedó!!!! Una joda con mis desodorantes, cremas para el pelo (sí, y qué??), las fotos que tengo empapelando mi reducto...todo girando en torno a mi fama de “Gigoló”, que vaya a saber uno de dónde sacaron!! Jajjajaja…




La verdad que quedó alucinante. Porque no hay que olvidar que filmaron todo a escondidas evitando que yo me diera cuenta!! Y en este reducido espacio no es fácil pasar desapercibidos. Una vez que terminamos de verlo me contaron las mil y una que tuvieron que hacer para sacarme del medio y me empezaron a encajar ciertos momentos en los que sentía como que me estaba perdiendo de algo. Claro! Estaban filando o editando en algún lado mientras otro me entretenía jugando a las cartas, invitándome a entrenar un rato, mostrándome algo en la compu…admirable la movida!!


La verdad que me hicieron lagrimear de la emoción y la risa!!! Inolvidable!!!!

Unos días después Serge armó el “making of 33”, con todos los bloopers que tuvieron lugar durante la filmación y casi nos desmayamos de la risa. Merece la pena verlos!!! Habrá que esperar a la vuelta?? :)


Finalmente resultó ser un cumple atípico no sólo por la situación geográfica en la que estamos (no todos los días se cumple años en la Antártida!!!), sino por las sorpresas que recibí de mis amigos locales y los de más allá a través de la web.


Justamente, y como cerecita del postre, el mail general que mandé avisando que era mi cumple (por si las moscas esto era un embole aunque sea recibir algunos mensajes, no?) tuvo más repercusiones de lo esperado y me respondieron casi 100 personas!!!! Algunos de gente que no sabia que aun leían mis mails!! Me dejó maravillado...claro que seguramente si hubiera estado en Mardel no hubiera escrito ni el loro!! Jajjaja…


Por todo esto y mucho más, GRACIAS A TODOS/AS!!!!

Salut!!!...y hasta el próximo cumple, que espero sea en el otro extremo del globo, rodando por algún camino en el oeste de Canadá …


miércoles, agosto 16, 2006

 

El circo de las carpas


Llegó la hora! Después de unos días de espera por cuestiones climáticas se largó el armado de las carpas. Con el Gould no sólo recibimos la carpa estructural destinada a convertirse en nuestro laboratorio en tierra firme, sino que también un par más que compraron Jean y Francois. La primera, un domo gigante de casi 7 metros de diámetro, tenía como objetivo ser nuestro gimnasio cuando el invierno recrudeciera y el acceso a la costa se simplificara por la posibilidad de ir directamente caminando por los hielos. La de Francois estaba reservada para fines más espirituales...sería el “power corner”, un lugar donde poder salir un rato del entorno habitual del velero y meditar, descansar, relejarse y esas cosas...


El viento seguía soplando con inclemencia y no eran justamente las jornadas más apetecibles para pasar el día al aire libre, pero no quería seguir retrasando el montaje de nuestra carpa ya que aún nos quedaba mucho trabajo por delante para montar el laboratorio allí y poder seguir con los muestreos.


El lunes 3 de Julio por la mañana comenzó la odisea…como la carpa estaba destinada a la ciencia, automáticamente y sin previo aviso me convertí en el responsable y supuestamente conocedor del armado de semejante armatoste. Nada más lejano a la realidad!!. Hacía unos pocos minutos había encontrado las instrucciones y a pesar de estar en inglés, parecía más bien mandarín básico. No se entendía ni pepa y los dibujos con cuerdas y anclajes por todas partes sólo aportaban confusión. Ante una situación así, que mejor que improvisar?? Me sentía como yendo a un práctico de laboratorio siendo el jefe de trabajos prácticos sin haber leído la guía antes de entrar!! Jajjaja…claro, eso nunca sucedió en la realidad, eh??


Luego de una travesía con el Zodiac entre los bandejones de hielo que poblaban nuestra pequeña bahía, accedimos a la costa y comenzamos a sacar las cosas de las bolsas. Lo primero fue decidir la ubicación y orientación de la carpa. Todos me miraban a mí, así que no quedó otra que poner cara de entendido y organizar un poco el asunto...instinto animal??


Después de palear la nieve acumulada y nivelar un poco el terreno dispusimos las planchas de madera que conformaban el piso de la carpa. Siguieron las guías metálicas en el perímetro de la plataforma, que parecían erizos de la cantidad de salientes que tenían para posteriormente anclar la lona que constituía las paredes de nuestra “casa”.



Rápidamente fuimos perdiendo adeptos que prefirieron organizar el terreno para el gran domo de Jean, mientras nosotros seguimos con Seba desculando el rompecabezas que teníamos entre manos. En poco tiempo finalmente logramos armar el esqueleto de la carpa y la cosa empezaba a tomar forma. Claro, nosotros estamos acostumbrados a trabajar sin tener un equipo de filmación dando vueltas. Y eso implica que muchas veces hay que volver atrás y repetir las cosas porque la cámara no estaba lista o después de ver lo filmado deciden tomar las cosas una vez más desde otro plano. No fue esta la excepción y creo que después de armar y desarmar tantas veces la estructura ya éramos expertos en el tema!


El clima empeoró, el día con su brevedad habitual nos anunciaba su final y tuvimos que dejar el trabajo a medias para continuar más tarde. Solamente quedaba instalar la puerta y la lona, pero los tiempos mediáticos demandaban una pausa.


Al día siguiente el viento seguía haciendo de las suyas pero de todos modos querían probar el armado del iglú gigante, que según el manual, no debería llevar más de 45 minutos de trabajo. Luego continuaríamos con nuestra carpa...


Como sucede habitualmente, la teoría no siempre acompaña a los hechos reales, y esos 45 minutos se estiraron a 6 horas interrumpidas!!! Fue toda una odisea en medio del temporal de viento y nieve que había! Si nuestra carpa rectangular y de formas simples resultaba compleja de montar, este domo parecía un imposible! Teníamos tres tipos diferentes de varillas para la estructura e infinidad de ganchitos, que a simple vista se veían todos iguales.



Esta vez con Seba actuábamos más de espectadores que coordinadores y no podíamos evitar reírnos un poco de la situación: 6 tipos tratando de armar una carpa que se mostraba indomable e inabarcable con su gigantesco tamaño, probando de mil maneras de enganchar esos benditos anclajes que cada vez quedaban más lejos. En un momento lo subimos a Francois sobre mis hombros para que desde la abertura en el techo pudiera asegurar las varillas que cruzaban el punto más alto de la estructura!




Después de varios intentos por fin logramos levantar ese domo infernal donde hasta cabe la mesa de ping pong!! Con sus 20 pies de diámetro y casi tres metros de altura le daba un aspecto muy extraño a la bahía y nuestro armatoste para el labo (aún inconcluso) parecía una chatarra!!




Algunos días después nos llegaría el momento tan ansiado de culminar nuestra tarea en la carpa científica. Pero no fue fácil! Estuvimos casi 4 horas sin poder armarla porque la tela nos quedaba chica, no tenían sentido todos los anclajes que había en la estructura ya que no veíamos nada que se pudiera atar en la lona, nos sobraban unos inmensos alerones frontales y las ventanas parecían claraboyas en el techo!!!


Empezamos a dudar de que nos hubieran mandado una carpa equivocada y mil giladas más...releímos cientos de veces el intrincado manual de instrucciones...miramos de todas las formas posibles un par de fotos que nos habían mandado con el aspecto final de la carpa…hasta se estaban proponiendo parches con madera para completar el espacio de 20 cm de aire que nos quedaba de cada lado!

Finalmente se hizo la luz!!! Y si colocamos la tela al revés y en realidad va en el otro sentido? Sino para qué tantas correas que no podemos atar en ningún lado??? Seis tipos pensando por horas hasta que se nos ocurrió esa genialidad...y eureka!!!! El ataque de risa fue mayúsculo!!! Nos sentimos los mas imbéciles del planeta de no habernos avivado antes...serán los efectos de la falta de sol???? No sé, pero que estuvimos bárbaros de eso no hay dudas!!!



El domo de Francois se lo dejamos a ellos…nuevamente la teoría de la relatividad convirtió los 45 minutos indicados en el manual en unas cuantas horas de trabajo…


El paisaje en la costa cambió drásticamente. De repente en el medio del blanco habitual se destacaban dos grandes domos naranjas y una especie de pan lactal rojo. Las carpas de Francois y Jean deslumbraban por su diseño innovador y más que nada por su tamaño. Nuestra pobre carpa no era tan espectacular visualmente, pero habría que esperar a la primera tormenta para ver quién se las bancaba mejor, no?



Por nuestra parte, una vez armada la carpa ahora nos tocaba amueblar el ambiente. De Melchior trajimos un par de mesas para usar como plataforma de trabajo, pero aún nos faltaba un lugar donde poder desparramar la gran cantidad de material que usamos para procesar las muestras en cada estación.


Dado que la mueblería más cercana nos quedaba un poco trasmano, nos pusimos de carpinteros con Seba a fabricar una estantería para poner en la carpa...de terror! Hágalo Ud. mismo, como quien dice…




Así fue que obtuvimos un diseño único!! Irrepetible!! Con mucha onda!!...porque no pudimos cortar una sola madera derecha!! Jajjajaj...y lo mejor de todo, una vez que lo terminamos (después de un día completo de laburo) no la pudimos sacar a la cubierta porque era demasiado grande!!!! AntartIKEA, muebles de estilo a medida...del lugar en el que se esté!! No quedó otra que sacar nuestra hermosa creación con la grúa a través del techo del taller...




Iniciamos así el nuevo éxodo hacia nuestra tercera (y última?) locación para trabajar. El cruce de la bahía hasta la costa, a pesar de no llegar a los 100 m de distancia, era un desafío continuo y cambiante según el capricho de los hielos. Si bien algunos planchones eran grandes y suficientemente sólidos como para caminar sobre ellos, no estaban todos consolidados y no quedaba otra que abrirse paso con el Zodiac.


Claro que eso ponía en riesgo la integridad del motor y a veces recorrer ese trecho podía llegar a demorar casi media hora! Rápidamente hicimos una clasificación según quien manejara el bote: Mario, osado, Serge, prudente, Stevens, excesivamente precavido, Jean, zigzagueante. Obviamente que preferíamos a Mario ya que era el servicio expresso. Stevens venía a ser el servicio lechero que tardaba mil años...lógico si pensamos que es él quien tendría que arreglar las eventuales roturas!!


Poco a poco nos acercábamos a nuestro objetivo final. Claro que aún quedaban unos cuantos detalles de logística por organizar. Nada triviales por cierto! La carpa había quedado pipi-cucú…lástima que no tenía servicios: ni luz, ni gas, ni agua, ni calefacción....bah, sólo el espacio físico para trabajar. Sin energía no podíamos calentar el ambiente y había que pensar muy bien qué se podía dejar en la carpa y qué había que traer y llevar de vuelta al velero en cada estación ya que la temperatura ambiente era muy similar a la de un freezer.


Cuando sólo quedaba el nada menos desdeñable detalle de llevar el generador portátil hasta la costa para tener suministro eléctrico surgió el gran inconveniente. De un momento para el otro, el generador que supuestamente iba a estar destinado exclusivamente para nuestra carpa también ahora tenía que estar disponible para alimentar las luces de Mario y Serge durante las sesiones de buceo. O sea, había que encontrar la vuelta para llevar y traer el generador cada vez que fuéramos a muestrear. Un engorro total!!


Para complicar un poco más las cosas, el hielo seguía siendo inestable para moverse por encima de él y cada vez costaba más abrirse camino con el Zodiac. Una de las últimas incursiones que habíamos hecho casi nos costó el motor entero además de estar casi 40 minutos luchando contra los bandejones de hielo. Un panorama nada auspicioso.


Mi propuesta inicial fue pasar un cable desde el velero hasta la carpa y listo. Serían unos 100 metros a lo sumo. Pero no tuve muy buena recepción en mi propuesta. Más bien la cosa parecía discurrir por soluciones un tanto más delirantes y riesgosas. Como mantener un canal de acceso, usar un planchón de hielo como plataforma para montar el Zodiac con el generador arriba mientras trabajáramos en la carpa, ir y venir cada vez hasta la costa llevando la máquina a cuestas...en fin, dadas las condiciones tan cambiantes e impredecibles en la superficie de la bahía, nada parecía ser lo ideal.


Si encima consideramos que precisábamos energía un día previo a la estación para preparar el material de los muestreos y un día más desde temprano hasta altas horas de la noche cuando procesáramos el material obtenido, eso de andar paseando con el generador de un lado para el otro no me convencía mucho que digamos. Ah, y además tendríamos que buscar la manera de que todo eso se hiciera mientras nosotros salíamos a muestrear ya que no teníamos mucho tiempo disponible para hacer todo.


Después de varias reuniones, idas y vueltas, un gran desgaste de energía y tiempo, finalmente primó la cordura y la solución se remitió a la propuesta original de pasar un cable desde la popa del velero, donde estaría el generador cuando precisáramos usarlo. Jodeeeer!!!! El cable disponible alcanzaba justito y así nos independizábamos del asunto de andar desplazando el generador exponiéndonos a perderlo en alguna de esas maniobras...una menos!!!


Pero no todo estaba resuelto aún!!!! Nos quedaban hacer los preparativos para la estación, testear el sistema de calefacción y las conexiones eléctricas. El cable lo había pasado Francois caminando sobre los hielos embutido en su traje seco. Como no era cuestión de andar arriesgando el equipamiento y no teníamos muchas ganas de terminar hundiéndonos en el agua helada, preferimos la opción del transporte con el Zodiac.


Claro, nuevamente era toda una odisea abrirse paso hasta la costa por lo que la solución alternativa que sugerí para no perder más tiempo fue aceptada rápidamente. Poco después desembarcábamos con Seba en la costa, más allá de nuestra bahía, con nuestros cajones con el material para trabajar…y dos trineos! Teníamos por delante la trepada hacia la cumbre del cerro que limitaba nuestra bahía hacia el lado del mar abierto, de unos 50 metros de altura y con una más que considerable pendiente de cada lado. Realmente surrealistas las cosas que teníamos que hacer para poder laburar...y las que nos esperaban!!


Con Seba nos mirábamos con cara de “quién nos mandó a meternos en esto!!!” y le dimos pa’lante. Demás está decir que nuestras habilidades en el transporte de equipo en estas condiciones no se encontraba en nuestras aptitudes más destacables, en particular para mí! A pesar de estar usando raquetas para nieve, indefectiblemente mis patas se hundían hasta las rodillas a cada paso que daba. La idea de ir cada uno con un trineo se esfumó cuando la realidad nos demostró que al primer intento de remontar la loma quedamos clavados en la nieve. Desde afuera definitivamente se vería muy cómico el asunto!! Creo que nunca estos reactivos viajaron tanto y de manera tan atípica!! Jajjaja…




Después de unos cuantos minutos tirando y empujando llegamos bañados de sudor hasta la cumbre y encaramos la bajada. Los trineos se nos iban por delante como perros desbocados en paseo dominguero así que no quedó otra que ir frenándolos de culo sentados en la nieve. Poco ortodoxo pero efectivo!!


Una vez en la carpa encendimos el radiador de aceite que nos proporcionaría el calor suficiente para trabajar y tuvimos una nueva sorpresa. A medida que la temperatura trepaba de los bajo cero hacia valores más aceptables, la escarcha que se había condensado en el techo de la carpa se empezó a descongelar y en un rato estábamos en medio de una lluvia tropical!! Tuvimos que hacer la mitad de nuestro trabajo debajo de bolsas de nylon para evitar mojar el material. La verdad que una manera única de trabajar!!




El calefactor de aceite levantó temperatura enseguida así que pasamos de -5 °C a 14 °C en una horita y pico. Al menos a la altura de la cabeza! Había un gradiente térmico impresionante a medida que te acercabas al piso que ni te cuento!!! No hay que desabrigarse las entrepiernas, vio??


Cuando terminamos de organizar todo, ameritaba un festejo y sacamos nuestras sillas al “porchecito” de la entrada y nos sentamos a tomar unos merecidos mates con el Sedna de fondo.



Por cierto, la nieve acumulada en estos días en el techo de la carpa de Jean superó la resistencia de las varillas y al irnos nos dimos cuenta de que el gran domo había colapsado. Una menos!!! Duró poco la sofisticación, no? Aguante nuestra carpita poco fashion!!!


Llamar al Zodiac para que nos fuera a buscar al punto de desembarco y volver caminando en la oscuridad de la noche con los trineos resultó ser toda una experiencia. En un momento yo iba caminando a lo más pancho disfrutando del paisaje cuando Seba me hizo avispar justo a tiempo que tenía que doblar un poco para adentro ya que venia arrastrando el trineo peligrosamente cerca del borde del glaciar. Visto desde el mar asusta de la concavidad que tiene...lo único que nos faltaba era caernos a las rocas desde 25 m de altura justo antes de largar la estación!! Bueh, en realidad ningún momento era propicio para semejante evento, no?


En esos días fuimos testigos de un fenómeno celeste más que interesante. Mientras nos aprestábamos a realizar una de nuestras incursiones a la carpa, el cielo nos deslumbró con una especie de aurora austral que nos dejó los dedos mochos de tanto sacar fotos. Los juegos de luces en el firmamento eran espectaculares. Parecía como una gran mancha de aceite en el agua, reflejando distintas tonalidades del arco iris. Y con algunos huecos entre las nubes de una brillantez extrema y atípica. Lejos, lo más loco que vimos hasta ahora...




Por fin, después de tantas idas y vueltas, de organizar, pensar, armar y coordinar esfuerzos el viernes 21 de Julio salimos a muestrear!




El transporte del agua de las muestras hasta la carpa era todo un tema, ya que a pesar de que el nuevo acceso a la carpa rodeando el cerro nevado era el más aceptado y lógico para las circunstancias, ni mamados íbamos a desplazar casi 100 litros de agua de mar de esa manera y encima rápido para que no se nos congelara en el trámite.




La solución vino de la mano de Francois, que una vez más se metió en su traje seco y haciendo malabares entre los hielos arrastró los trineos hasta la costa, poniendo a buen recaudo las muestras al costado de la carpa.


Por otro lado, nosotros llevamos todo el material "congelable" por la ruta del cerro y nos instalamos todo el día en nuestro nuevo laboratorio a trabajar duro y parejo...claro, con buena música de fondo y alguna que otra pausa para los mates!!. No dejó de resultar extravagante el tener que ir a buscar comida hasta el punto de encuentro con el Zodiac en plena noche y oscuridad. Qué delivery, eh? Y también volver tirando del trineo con el material otra vez al velero pasadas las 23 hs...una odisea única!!!




Al día siguiente salimos de nuevo a muestrear temprano para hacer los ensayos de incubación, pero esta vez basados en el velero. Más fácil, no?


Terminamos fisurados, pero con la satisfacción del deber cumplido. Qué nos esperaría para la próxima estación?? Por la experiencia que hemos acumulado hasta ahora, las cosas nunca se repiten y todo puede cambiar de un día para otro…será???





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