viernes, agosto 18, 2006

 

La era del hielo


Imprevistamente y de un día para el otro, así como aparecieron los hielos en la salida del canal, desaparecieron exactamente una semana después de su llegada. Justo al día siguiente de nuestra odisea sobre los témpanos. Si no fuera por el recuerdo de mi dedo machucado pensaría que fue todo parte de una gran fantasía!!




No había excusas y era hora de ponerse a trabajar nuevamente. Claro, quedaba un detalle: cómo recorrer los casi 100 metros de hielo aparentemente consolidado que nos separaban de las aguas abiertas?? Había que encontrarle la vuelta al pequeño detalle de transportar el Zodiac hasta el mar.

Básicamente teníamos dos alternativas: abrir y mantener un canal de navegación libre en el hielo o bien construir algún sistema para arrastrar el bote sobre el mar congelado.


No esperábamos tener temperaturas mucho más bajas de las que habíamos tenido hasta ahora como para que la condición de los hielos cambiara mucho. Más bien se podía esperar que en lugar de compactarse más, en algún momento se abriera nuevamente a la primera tormenta de viento.


De acuerdo con las estadísticas de los últimos 50 años, la temperatura media en esta región de la península antártica se ha elevado aproximadamente unos 5 °C. Suficiente como para que el avance del frente de hielo polar quede relegado en esta área. Este año ha llegado a unos 100 km al sur de nuestra ubicación, como pudimos ver en unas fotos satelitales del mes de Julio. Es más, los datos recogidos en la base americana Palmer desde el 97 indican que los valores de temperaturas que estamos observando en esta zona son más bien característicos del nuevo escenario presente y no es extraño que sigamos en valores bajo cero pero cercanos al punto de congelación. Claro, en realidad nadie se esperaba condiciones tan benignas, menos los canadienses que suelen tener valores mucho más bajos en el termómetro durante su período invernal!!


Igualmente eso no quiere decir que no haya años en los que los valores térmicos sean inferiores, con períodos a -20 °C. Aparentemente en esta región, la más afectada por el cambio climático, lo que antes era la excepción de un invierno suave, ahora parece ser la regla y viceversa. Por más que estadísticamente la temperatura siga su tendencia descendente hasta fines de Septiembre, definitivamente ya no esperamos esos valores que creíamos iban a ser habituales por algunas semanas con registros de -30 °C. Por un lado, mejor para nuestros dedos!! Jajja…

Este fenómeno es más bien local y no se debe extrapolar al resto del continente antártico, donde inclusive en algunas zonas se han registrado descensos en las medias térmicas. Digamos que vinimos a parar al “Caribe Antártico”!!


Después de intercambiar ideas al respecto, primó la opción de construir un trineo para transportar el Zodiac, como los que usan los esquimales en el norte de Canada. Qamutik (pronunciado Kjamutik), que le dicen. Francois y Amelie eran nuestros expertos en arte Inuit ya que han vivido varios años por esos lejanos pagos del norte y fueron los encargados de coordinar la construcción. Menos mal, porque Seba y yo no salíamos de la carpintería de “onda” estilo antartIKEA!!




La estructura era simple: dos tirantes de madera unidos por listones como los que habíamos utilizado en Melchior para construir el puente, empleando la misma técnica de nudos. El condimento secreto y que garantizaba el éxito era una banda de teflón colocada en la base del trineo. Así el deslizamiento estaba asegurado!!



Trabajamos un par de días en el proyecto…bueno, trabajaron, ya que con mi dedo fisurado mi aporte más que nada consistió en cebar mate y servir galletitas con dulce de leche para la merienda. Para que tienen un argentino a mano sino??? Por supuesto que junto con Mariano más que nada dábamos indicaciones y criticábamos desde afuera...pse!


Cuando quedó listo, el test llevando pasajeros humanos (o casi) fue todo un éxito. El teflón permitía un avance sin fricciones y era increíble ver la flexibilidad de la estructura para sortear las irregularidades del terreno. Un chiche!!



Quedaba la prueba de fuego de cargar el Zodiac con sus más de 200 kg de peso a ver que pasaba…


Por mi parte me fui a hacer un estudio sistemático del espesor del hielo, ya que hasta el momento siempre nos habíamos movido para el lado del canal y muy pocas veces hacia el lado del mar abierto. Tal vez por ser la zona más cambiante o la última en congelarse, guardábamos un poco de respeto y desconfianza para aventurarnos por esas márgenes.


Resultó ser toda una sorpresa! Periódicamente fui haciendo huecos en el hielo con un pico y midiendo su espesor…totalmente uniforme!! El promedio andaba en las cuatro pulgadas por donde lo chequeara. Inclusive en el extremo junto al mar. Y ahí era un espectáculo digno de verse ya que la inmensa placa de hielo serpenteaba acompasada por los movimientos ondulantes del mar. Parecía un gigantesco ser vivo que respiraba pausadamente y en algunos momentos daba vértigo por el grado de flexión que se apreciaban en los extremos.


Estaba todo listo! Sólo teníamos que llevar el Zodiac a la “costa” y largarnos nuevamente a muestrear. Pero claro, no nos olvidemos de los tiempos fílmicos!! Como parte del guión de la película que están haciendo tiene algunos contactos históricos con la odisea que vivieron los tripulantes del Endurance en la epopeya antártica de Shackleton, querían aprovechar la oportunidad para hacer una analogía temporal. Allá por 1915 estas gentes se habían visto forzadas a tener que evacuar el barco atrapado en los hielos y desplazarse sobre los témpanos arrastrando los botes salvavidas, de una manera similar a la que íbamos a hacerlo nosotros. Claro, salvando las infiniiiiitas diferencias, no?


Así que los días previos se desató una fiebre “Shackelton” en la que el libro de fotografías de la expedición de principios de siglo pasado se volvió el libro de cabecera. Mirando mil veces las fotos, comentando los detalles…hasta el punto que llegué a temer una especie de delirio místico por parte de Jean de tanta identificación con el tema este. Propuse quemar el libro antes de que quisiera reproducir las imágenes en que se les hundía el Endurance, pero me aseguraron que no llegaría tan lejos…esperemos!!!


El martes 8 de Agosto fue la prueba de fuego. En un día excepcionalmente claro y gélido preparamos el operativo metódicamente. Los humos procedentes del incinolet matizaban el ambiente con su aroma particular. Todos estábamos enfundados en los Mustang y con los arneses listos. La superficie de ese lado del velero consistía en una placa de hielo más que resbaladiza, por lo que si bien se complicaría un poco la tracción de nuestras botas, el deslizamiento del trineo era algo incuestionable.


El Qamutik crujió un poco al descargar el peso del Zodiac encima de sus espaldas. Pero resistió bien. Una vez que la cámara estuvo en posición, largamos!! Y resultó ser mucho más simple de lo que esperábamos! Con el teflón resbalando furiosamente sobre el hielo, una vez que imprimimos un poco de movimiento, el desplazamiento era prácticamente sin esfuerzo.



No cambió mucho la situación cuando nos metimos en una superficie más despareja y con algo de nieve. Tal vez hubo que hacer un poco más de fuerza, pero estábamos sobrados. Al mirar hacia atrás era increíble ver como los ejes del Qamutik se amoldaban a las irregularidades del terreno al punto que parecía que iba a colapsar…pero no, se las bancaba.


Nuevamente fuimos víctimas del equipo de filmación y la maniobra se repitió incontables veces para tener los distintos ángulos y enfoques de la odisea. La foto “análoga” a la de la expedición de Shackleton quedó realmente muy buena. Al final ya nos sentíamos como perros de tiro de tanto andar con los arneses empujando el Zodiac de un lado para el otro!




El descenso al agua fue sin mayores inconvenientes y sorpresivamente el hielo resistió los embates sin fracturarse. El Qamutik había resultado un éxito de taquilla!!


El miércoles bien temprano nos preparamos para la estación. Ahora además del transporte de todo el equipamiento dentro del velero, había que desplazarlo hasta el Zodiac usando el Qamutik y algún que otro trineo. Este instrumental de medición debe ser de lejos el más viajado y sacudido del mundo!! Si pudiera hablar seguramente nos preguntaría por qué no nos dejamos de joder y lo dejamos tranquilo en un lugar…jajjaa…



Era una mañana gris y aún estaba oscuro. El Zodiac era un mero punto oscuro a lo lejos. Qué grande sería nuestra sorpresa al llegar hasta allá con todas las cosas y descubrir que durante la noche el hielo había regresado taponando una vez más la salida!!! No eran grandes bandejones, pero se extendían por unos 200 metros con un grado de compactación suficiente para impedir la salida del bote. Jodeeeer!!!!




No quedó otra que volver a los cuarteles y esperar. Con Seba fuimos hasta la cima del cerro para tener un panorama general de la situción y efectivamente, estábamos fregados!


Lo más cómico es que como era la primera vez que salíamos de esta manera, casi toda la tripulación se había levantado temprano para colaborar con el transporte de las cosas. Si seguíamos con los amagues, probablemente la próxima ni se molestaran en levantarse…Pedrito y el lobo?? Jajjaja…


Dos días duró la espera hasta que un poco de viento proveniente del lado del canal abrió una brecha lo suficientemente grande como para poder salir.


Los días que nos tocaron para trabajar no fueron precisamente los ideales y más bien estuvimos plagados de inconvenientes experimentales que nos darían con qué entretenernos en las jornadas subsiguientes.



Me convencí de que debe ser una especie de maldición. Con Seba comenzamos una tradición de bautizar cada estación de muestreo con un nombre femenino de alguna novia, amiga o simplemente alguien desconocido. Como regla pusimos que fuera en su versión francesa, ya que el idioma oficial era el francés quebecois de los canadienses de la tripulación. De esa manera, terminábamos asociando el nombre otorgrado con buenos recuerdos hacia esa persona, o simplemente nos desquitábamos recordándola a ella y toda su familia cuando surgían los problemas. Era más entretenido recordar a la familia de “Monique” que decir “estación 01 y la puta que te parió!!”…o sea.


El tema es que por algún motivo cada vez que me tocaba bautizar a mí las estaciones algo salía mal. El clima ere una porquería, nos mareábamos en el Zodiac durante el muestreo (bueh, me mareaba yo!) y las pobres de mis amigas quedaban defenestradas de tantos buenos recuerdos que nos dejaban…menos mal que la próxima le toca a Seba!!


La pregunta del millón ahora es: cómo va a ser nuestra próxima salida a muestrear???? Un poco más tranquila o nuevamente cambiarán las condiciones???? El tiempo dirá!!!

Salut!!!!


Damián


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