miércoles, agosto 16, 2006

 

El circo de las carpas


Llegó la hora! Después de unos días de espera por cuestiones climáticas se largó el armado de las carpas. Con el Gould no sólo recibimos la carpa estructural destinada a convertirse en nuestro laboratorio en tierra firme, sino que también un par más que compraron Jean y Francois. La primera, un domo gigante de casi 7 metros de diámetro, tenía como objetivo ser nuestro gimnasio cuando el invierno recrudeciera y el acceso a la costa se simplificara por la posibilidad de ir directamente caminando por los hielos. La de Francois estaba reservada para fines más espirituales...sería el “power corner”, un lugar donde poder salir un rato del entorno habitual del velero y meditar, descansar, relejarse y esas cosas...


El viento seguía soplando con inclemencia y no eran justamente las jornadas más apetecibles para pasar el día al aire libre, pero no quería seguir retrasando el montaje de nuestra carpa ya que aún nos quedaba mucho trabajo por delante para montar el laboratorio allí y poder seguir con los muestreos.


El lunes 3 de Julio por la mañana comenzó la odisea…como la carpa estaba destinada a la ciencia, automáticamente y sin previo aviso me convertí en el responsable y supuestamente conocedor del armado de semejante armatoste. Nada más lejano a la realidad!!. Hacía unos pocos minutos había encontrado las instrucciones y a pesar de estar en inglés, parecía más bien mandarín básico. No se entendía ni pepa y los dibujos con cuerdas y anclajes por todas partes sólo aportaban confusión. Ante una situación así, que mejor que improvisar?? Me sentía como yendo a un práctico de laboratorio siendo el jefe de trabajos prácticos sin haber leído la guía antes de entrar!! Jajjaja…claro, eso nunca sucedió en la realidad, eh??


Luego de una travesía con el Zodiac entre los bandejones de hielo que poblaban nuestra pequeña bahía, accedimos a la costa y comenzamos a sacar las cosas de las bolsas. Lo primero fue decidir la ubicación y orientación de la carpa. Todos me miraban a mí, así que no quedó otra que poner cara de entendido y organizar un poco el asunto...instinto animal??


Después de palear la nieve acumulada y nivelar un poco el terreno dispusimos las planchas de madera que conformaban el piso de la carpa. Siguieron las guías metálicas en el perímetro de la plataforma, que parecían erizos de la cantidad de salientes que tenían para posteriormente anclar la lona que constituía las paredes de nuestra “casa”.



Rápidamente fuimos perdiendo adeptos que prefirieron organizar el terreno para el gran domo de Jean, mientras nosotros seguimos con Seba desculando el rompecabezas que teníamos entre manos. En poco tiempo finalmente logramos armar el esqueleto de la carpa y la cosa empezaba a tomar forma. Claro, nosotros estamos acostumbrados a trabajar sin tener un equipo de filmación dando vueltas. Y eso implica que muchas veces hay que volver atrás y repetir las cosas porque la cámara no estaba lista o después de ver lo filmado deciden tomar las cosas una vez más desde otro plano. No fue esta la excepción y creo que después de armar y desarmar tantas veces la estructura ya éramos expertos en el tema!


El clima empeoró, el día con su brevedad habitual nos anunciaba su final y tuvimos que dejar el trabajo a medias para continuar más tarde. Solamente quedaba instalar la puerta y la lona, pero los tiempos mediáticos demandaban una pausa.


Al día siguiente el viento seguía haciendo de las suyas pero de todos modos querían probar el armado del iglú gigante, que según el manual, no debería llevar más de 45 minutos de trabajo. Luego continuaríamos con nuestra carpa...


Como sucede habitualmente, la teoría no siempre acompaña a los hechos reales, y esos 45 minutos se estiraron a 6 horas interrumpidas!!! Fue toda una odisea en medio del temporal de viento y nieve que había! Si nuestra carpa rectangular y de formas simples resultaba compleja de montar, este domo parecía un imposible! Teníamos tres tipos diferentes de varillas para la estructura e infinidad de ganchitos, que a simple vista se veían todos iguales.



Esta vez con Seba actuábamos más de espectadores que coordinadores y no podíamos evitar reírnos un poco de la situación: 6 tipos tratando de armar una carpa que se mostraba indomable e inabarcable con su gigantesco tamaño, probando de mil maneras de enganchar esos benditos anclajes que cada vez quedaban más lejos. En un momento lo subimos a Francois sobre mis hombros para que desde la abertura en el techo pudiera asegurar las varillas que cruzaban el punto más alto de la estructura!




Después de varios intentos por fin logramos levantar ese domo infernal donde hasta cabe la mesa de ping pong!! Con sus 20 pies de diámetro y casi tres metros de altura le daba un aspecto muy extraño a la bahía y nuestro armatoste para el labo (aún inconcluso) parecía una chatarra!!




Algunos días después nos llegaría el momento tan ansiado de culminar nuestra tarea en la carpa científica. Pero no fue fácil! Estuvimos casi 4 horas sin poder armarla porque la tela nos quedaba chica, no tenían sentido todos los anclajes que había en la estructura ya que no veíamos nada que se pudiera atar en la lona, nos sobraban unos inmensos alerones frontales y las ventanas parecían claraboyas en el techo!!!


Empezamos a dudar de que nos hubieran mandado una carpa equivocada y mil giladas más...releímos cientos de veces el intrincado manual de instrucciones...miramos de todas las formas posibles un par de fotos que nos habían mandado con el aspecto final de la carpa…hasta se estaban proponiendo parches con madera para completar el espacio de 20 cm de aire que nos quedaba de cada lado!

Finalmente se hizo la luz!!! Y si colocamos la tela al revés y en realidad va en el otro sentido? Sino para qué tantas correas que no podemos atar en ningún lado??? Seis tipos pensando por horas hasta que se nos ocurrió esa genialidad...y eureka!!!! El ataque de risa fue mayúsculo!!! Nos sentimos los mas imbéciles del planeta de no habernos avivado antes...serán los efectos de la falta de sol???? No sé, pero que estuvimos bárbaros de eso no hay dudas!!!



El domo de Francois se lo dejamos a ellos…nuevamente la teoría de la relatividad convirtió los 45 minutos indicados en el manual en unas cuantas horas de trabajo…


El paisaje en la costa cambió drásticamente. De repente en el medio del blanco habitual se destacaban dos grandes domos naranjas y una especie de pan lactal rojo. Las carpas de Francois y Jean deslumbraban por su diseño innovador y más que nada por su tamaño. Nuestra pobre carpa no era tan espectacular visualmente, pero habría que esperar a la primera tormenta para ver quién se las bancaba mejor, no?



Por nuestra parte, una vez armada la carpa ahora nos tocaba amueblar el ambiente. De Melchior trajimos un par de mesas para usar como plataforma de trabajo, pero aún nos faltaba un lugar donde poder desparramar la gran cantidad de material que usamos para procesar las muestras en cada estación.


Dado que la mueblería más cercana nos quedaba un poco trasmano, nos pusimos de carpinteros con Seba a fabricar una estantería para poner en la carpa...de terror! Hágalo Ud. mismo, como quien dice…




Así fue que obtuvimos un diseño único!! Irrepetible!! Con mucha onda!!...porque no pudimos cortar una sola madera derecha!! Jajjajaj...y lo mejor de todo, una vez que lo terminamos (después de un día completo de laburo) no la pudimos sacar a la cubierta porque era demasiado grande!!!! AntartIKEA, muebles de estilo a medida...del lugar en el que se esté!! No quedó otra que sacar nuestra hermosa creación con la grúa a través del techo del taller...




Iniciamos así el nuevo éxodo hacia nuestra tercera (y última?) locación para trabajar. El cruce de la bahía hasta la costa, a pesar de no llegar a los 100 m de distancia, era un desafío continuo y cambiante según el capricho de los hielos. Si bien algunos planchones eran grandes y suficientemente sólidos como para caminar sobre ellos, no estaban todos consolidados y no quedaba otra que abrirse paso con el Zodiac.


Claro que eso ponía en riesgo la integridad del motor y a veces recorrer ese trecho podía llegar a demorar casi media hora! Rápidamente hicimos una clasificación según quien manejara el bote: Mario, osado, Serge, prudente, Stevens, excesivamente precavido, Jean, zigzagueante. Obviamente que preferíamos a Mario ya que era el servicio expresso. Stevens venía a ser el servicio lechero que tardaba mil años...lógico si pensamos que es él quien tendría que arreglar las eventuales roturas!!


Poco a poco nos acercábamos a nuestro objetivo final. Claro que aún quedaban unos cuantos detalles de logística por organizar. Nada triviales por cierto! La carpa había quedado pipi-cucú…lástima que no tenía servicios: ni luz, ni gas, ni agua, ni calefacción....bah, sólo el espacio físico para trabajar. Sin energía no podíamos calentar el ambiente y había que pensar muy bien qué se podía dejar en la carpa y qué había que traer y llevar de vuelta al velero en cada estación ya que la temperatura ambiente era muy similar a la de un freezer.


Cuando sólo quedaba el nada menos desdeñable detalle de llevar el generador portátil hasta la costa para tener suministro eléctrico surgió el gran inconveniente. De un momento para el otro, el generador que supuestamente iba a estar destinado exclusivamente para nuestra carpa también ahora tenía que estar disponible para alimentar las luces de Mario y Serge durante las sesiones de buceo. O sea, había que encontrar la vuelta para llevar y traer el generador cada vez que fuéramos a muestrear. Un engorro total!!


Para complicar un poco más las cosas, el hielo seguía siendo inestable para moverse por encima de él y cada vez costaba más abrirse camino con el Zodiac. Una de las últimas incursiones que habíamos hecho casi nos costó el motor entero además de estar casi 40 minutos luchando contra los bandejones de hielo. Un panorama nada auspicioso.


Mi propuesta inicial fue pasar un cable desde el velero hasta la carpa y listo. Serían unos 100 metros a lo sumo. Pero no tuve muy buena recepción en mi propuesta. Más bien la cosa parecía discurrir por soluciones un tanto más delirantes y riesgosas. Como mantener un canal de acceso, usar un planchón de hielo como plataforma para montar el Zodiac con el generador arriba mientras trabajáramos en la carpa, ir y venir cada vez hasta la costa llevando la máquina a cuestas...en fin, dadas las condiciones tan cambiantes e impredecibles en la superficie de la bahía, nada parecía ser lo ideal.


Si encima consideramos que precisábamos energía un día previo a la estación para preparar el material de los muestreos y un día más desde temprano hasta altas horas de la noche cuando procesáramos el material obtenido, eso de andar paseando con el generador de un lado para el otro no me convencía mucho que digamos. Ah, y además tendríamos que buscar la manera de que todo eso se hiciera mientras nosotros salíamos a muestrear ya que no teníamos mucho tiempo disponible para hacer todo.


Después de varias reuniones, idas y vueltas, un gran desgaste de energía y tiempo, finalmente primó la cordura y la solución se remitió a la propuesta original de pasar un cable desde la popa del velero, donde estaría el generador cuando precisáramos usarlo. Jodeeeer!!!! El cable disponible alcanzaba justito y así nos independizábamos del asunto de andar desplazando el generador exponiéndonos a perderlo en alguna de esas maniobras...una menos!!!


Pero no todo estaba resuelto aún!!!! Nos quedaban hacer los preparativos para la estación, testear el sistema de calefacción y las conexiones eléctricas. El cable lo había pasado Francois caminando sobre los hielos embutido en su traje seco. Como no era cuestión de andar arriesgando el equipamiento y no teníamos muchas ganas de terminar hundiéndonos en el agua helada, preferimos la opción del transporte con el Zodiac.


Claro, nuevamente era toda una odisea abrirse paso hasta la costa por lo que la solución alternativa que sugerí para no perder más tiempo fue aceptada rápidamente. Poco después desembarcábamos con Seba en la costa, más allá de nuestra bahía, con nuestros cajones con el material para trabajar…y dos trineos! Teníamos por delante la trepada hacia la cumbre del cerro que limitaba nuestra bahía hacia el lado del mar abierto, de unos 50 metros de altura y con una más que considerable pendiente de cada lado. Realmente surrealistas las cosas que teníamos que hacer para poder laburar...y las que nos esperaban!!


Con Seba nos mirábamos con cara de “quién nos mandó a meternos en esto!!!” y le dimos pa’lante. Demás está decir que nuestras habilidades en el transporte de equipo en estas condiciones no se encontraba en nuestras aptitudes más destacables, en particular para mí! A pesar de estar usando raquetas para nieve, indefectiblemente mis patas se hundían hasta las rodillas a cada paso que daba. La idea de ir cada uno con un trineo se esfumó cuando la realidad nos demostró que al primer intento de remontar la loma quedamos clavados en la nieve. Desde afuera definitivamente se vería muy cómico el asunto!! Creo que nunca estos reactivos viajaron tanto y de manera tan atípica!! Jajjaja…




Después de unos cuantos minutos tirando y empujando llegamos bañados de sudor hasta la cumbre y encaramos la bajada. Los trineos se nos iban por delante como perros desbocados en paseo dominguero así que no quedó otra que ir frenándolos de culo sentados en la nieve. Poco ortodoxo pero efectivo!!


Una vez en la carpa encendimos el radiador de aceite que nos proporcionaría el calor suficiente para trabajar y tuvimos una nueva sorpresa. A medida que la temperatura trepaba de los bajo cero hacia valores más aceptables, la escarcha que se había condensado en el techo de la carpa se empezó a descongelar y en un rato estábamos en medio de una lluvia tropical!! Tuvimos que hacer la mitad de nuestro trabajo debajo de bolsas de nylon para evitar mojar el material. La verdad que una manera única de trabajar!!




El calefactor de aceite levantó temperatura enseguida así que pasamos de -5 °C a 14 °C en una horita y pico. Al menos a la altura de la cabeza! Había un gradiente térmico impresionante a medida que te acercabas al piso que ni te cuento!!! No hay que desabrigarse las entrepiernas, vio??


Cuando terminamos de organizar todo, ameritaba un festejo y sacamos nuestras sillas al “porchecito” de la entrada y nos sentamos a tomar unos merecidos mates con el Sedna de fondo.



Por cierto, la nieve acumulada en estos días en el techo de la carpa de Jean superó la resistencia de las varillas y al irnos nos dimos cuenta de que el gran domo había colapsado. Una menos!!! Duró poco la sofisticación, no? Aguante nuestra carpita poco fashion!!!


Llamar al Zodiac para que nos fuera a buscar al punto de desembarco y volver caminando en la oscuridad de la noche con los trineos resultó ser toda una experiencia. En un momento yo iba caminando a lo más pancho disfrutando del paisaje cuando Seba me hizo avispar justo a tiempo que tenía que doblar un poco para adentro ya que venia arrastrando el trineo peligrosamente cerca del borde del glaciar. Visto desde el mar asusta de la concavidad que tiene...lo único que nos faltaba era caernos a las rocas desde 25 m de altura justo antes de largar la estación!! Bueh, en realidad ningún momento era propicio para semejante evento, no?


En esos días fuimos testigos de un fenómeno celeste más que interesante. Mientras nos aprestábamos a realizar una de nuestras incursiones a la carpa, el cielo nos deslumbró con una especie de aurora austral que nos dejó los dedos mochos de tanto sacar fotos. Los juegos de luces en el firmamento eran espectaculares. Parecía como una gran mancha de aceite en el agua, reflejando distintas tonalidades del arco iris. Y con algunos huecos entre las nubes de una brillantez extrema y atípica. Lejos, lo más loco que vimos hasta ahora...




Por fin, después de tantas idas y vueltas, de organizar, pensar, armar y coordinar esfuerzos el viernes 21 de Julio salimos a muestrear!




El transporte del agua de las muestras hasta la carpa era todo un tema, ya que a pesar de que el nuevo acceso a la carpa rodeando el cerro nevado era el más aceptado y lógico para las circunstancias, ni mamados íbamos a desplazar casi 100 litros de agua de mar de esa manera y encima rápido para que no se nos congelara en el trámite.




La solución vino de la mano de Francois, que una vez más se metió en su traje seco y haciendo malabares entre los hielos arrastró los trineos hasta la costa, poniendo a buen recaudo las muestras al costado de la carpa.


Por otro lado, nosotros llevamos todo el material "congelable" por la ruta del cerro y nos instalamos todo el día en nuestro nuevo laboratorio a trabajar duro y parejo...claro, con buena música de fondo y alguna que otra pausa para los mates!!. No dejó de resultar extravagante el tener que ir a buscar comida hasta el punto de encuentro con el Zodiac en plena noche y oscuridad. Qué delivery, eh? Y también volver tirando del trineo con el material otra vez al velero pasadas las 23 hs...una odisea única!!!




Al día siguiente salimos de nuevo a muestrear temprano para hacer los ensayos de incubación, pero esta vez basados en el velero. Más fácil, no?


Terminamos fisurados, pero con la satisfacción del deber cumplido. Qué nos esperaría para la próxima estación?? Por la experiencia que hemos acumulado hasta ahora, las cosas nunca se repiten y todo puede cambiar de un día para otro…será???





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