miércoles, septiembre 20, 2006

 

Se fue para nunca más volver...


Tranquilamente podría ser la letra de algún tango nostálgico en el que un hombre triste se lamenta por la ausencia de un amor perdido...pero en estos pagos donde las féminas escasean más de lo que uno quisiera, se lo podemos adjudicar a nuestro querido, impredecible, temperamental y ahora esquivo hielo!!


Como si la caminata sobre las aguas congeladas transportando todo nuestro material de trabajo hubiera sido el producto de una fantasía derivada de la ingesta de hongos alucinógenos (no, tampoco tenemos de esos!), para sorpresa nuestra, esa gruesa capa de hielo que abundaba en nuestros alrededores y por la que nos desplazábamos cotidianamente se fue fracturando paulatinamente, dejándonos nuevamente en las cercanías de las aguas abiertas.


De qué manera ocurrió algo así y en tan poco tiempo? Luego de terminar con la última estación tuvimos una sucesión de días en los que el gran protagonista fue el intenso viento proveniente del norte. Los centros de baja presión se sucedieron uno atrás del otro y sin respiro. Las temperaturas que hasta el momento habían rondado los – 10 °C se elevaron hasta quedar pivoteando alrededor del cero.



Poco a poco el entorno fue cambiando. Se acumuló nieve por todas partes, se tornó imposible caminar sin raquetas para nieve y ese pastiche acuachento que se genera cuando se derrite el hielo se convirtió en nuestro terreno usual de desplazamiento.


El hielo que había en la cubierta comenzó a derretirse con lo que surgieron unas simpáticas goteras que de improviso te descargaban un chorro de agua en medio de la cama (manera poco agradable de despertarse, por cierto) o peor aun, podían caer sobre cosas más delicadas como la computadora en el escritorio. Las toallas se reprodujeron por todas partes!!


Cada día íbamos observando cómo la perseverancia de los elementos iba socavando la resistencia del pack de hielo que hace tan poco nos resultaba una plataforma segura de avance. La primera parte en desaparecer fue la que estaba por el punto de muestreo, en las aguas más expuestas a las inclemencias climáticas.



Una mañana notamos que habíamos pegado un salto en el tiempo y habíamos regresado a la situación de un par de estaciones atrás, donde con la ayuda del Qamutik habíamos logrado desembarcar el Zodiac a unos 100 m del velero en aguas abiertas.


Pero la cosa no paró ahí. Con una perseverancia intachable, el viento y la marea fueron haciendo avanzar las aguas lentamente hacia nosotros: 50 metros, 25 metros...10 metros!!!! Prácticamente ya podíamos descolgar el Zodiac derechito en el agua!!




La amarga idea de quedar aislados nuevamente a bordo del velero dependiendo de los Zodiacs para poder expandir los horizontes iba minando nuestros ánimos cada vez que una porción más de hielo se alejaba de nosotros.


A pesar de tener la salida al mar tan cercana al velero, aún teníamos que aguardar a que el viento nos permitiera salir a muestrear. Mientras tanto ya habíamos dejado todo preparado y estábamos a la espera de condiciones metereológicas adecuadas.


El miércoles 13 de septiembre parecía ser que nos largábamos. La noche había sido calma y estrellada, por lo que todo parecía indicar que tendríamos un buen día para salir a muestrear. Pero cuando miramos a las 6 de la mañana estaba horripilante. Cielo nubladísimo, un poco ventoso, se estaba viniendo la nieve...un asquito.


Obviamente pocas horas después de haber tomado la decisión de postergar todo para el día siguiente se despejó, salió el sol e hizo un día de puta madre como hacía muchísimo que no teníamos!!!


Las aguas estaban a pocos metros del velero y desde el comedor daba la sensación de estar anclados en un hermoso lago rodeado de glaciares. En el transcurso de la mañana y con una velocidad vertiginosa, se fueron formando unas grietas alrededor del velero que se fueron ensanchando y poco a poco la corriente se fue llevando el hielo.



Una franja de aguas abiertas de unos 10 metros de ancho cortaba el acceso al canal congelado y a la extensión por la que antes podíamos ir a correr. Ahora no quedaba otra que cruzar por encima del cerro o tomar un “taxi” con el Zodiac.


Pero a pesar de coartar ampliamente nuestra libertad de movimientos, lo que más nos preocupaba por esos instantes era que el hielo entre el velero y la costa también se estaba resquebrajando por todas partes. La ida a la carpa había dejado de ser algo trivial para convertirse nuevamente en una odisea.




Una zona de escombros de hielo de 4 metros de largo que se movían de un lado para el otro con la marea nos separaban de nuestro laboratorio de tierra. Y ahora? Cómo llevaríamos los 100 litros de agua muestreada para procesarlos en la carpa???


La idea de tener que subir y bajar el cerro desde la costa cargando semejante peso en los trineos, además de generar una dependencia total con los Zodiac para poder movernos, no nos convencía mucho que digamos.


Quedaba pues una sola solución: construir un sendero sobre la ladera del cerro en la margen izquierda de la bahía para poder transportar las cosas por allí, al menos mientras el hielo de ese costado del velero se mantuviera en su lugar!


Después de almorzar, con Seba nos pusimos manos a la obra...o más bien, palas a la obra! La tarea no era nada sencilla, ya que había que emparejar un terreno que caía en picada desde el glaciar y del lado de la carpa había que remontar unos 15 metros de pendiente pronunciada antes de encarar el paulatino descenso hasta el costado del velero.


Yo arranqué del lado de la carpa y desafié la mayor pendiente. Cuando me quise dar cuenta, más que un sendero estaba haciendo un túnel!!! Tenía paredes de casi dos metros de nieve a mis lados! Del velero se mataban de risa de ver como iba desapareciendo lentamente del paisaje...




No me quedó otra que hacer una especie de escalera ya que la pendiente seguía muy abrupta y cuando llegué al punto en el que me encontré con la parte que había comenzado Francois (que por suerte nos dio una mano) estaba a un metro y pico por debajo del nivel!!! Jajjaja...



Así nos pasamos más de tres horas del día...terminamos con una palma infernal, pero al menos estábamos listos para encarar la estación de muestreo. Así había nacido la “Scientific Highway” con peaje incluido y todo!!


Ahora podíamos ir y venir tranquilamente desde nuestro habitáculo de trabajo hasta el velero sin grandes inconvenientes. Eso sí, un detalle que no tuvimos en cuenta fue el de la gran amplitud de la marea! Si bien cuando empezamos a trabajar podíamos acceder directamente desde la costa a nuestro sendero, al volver durante el atardecer la diferencia de altura era de casi un metro y medio!!! Una zambullida vertiginosa hasta los hielos por debajo de nosotros...



El jueves, aunque el día no era el más agradable meteorológicamente hablando, dimos luz verde para hacer los muestreos. Como el Zodiac estaba amarrado en la proa y el hielo que aún quedaba al costado en la habitual zona de operaciones de la grúa era impracticable, terminamos descolgando todo el material desde la parte frontal del velero, abordando el Zodiac al mejor estilo pirata. Eso de andar resbalando por el casco del velero a las 7 y pico de la mañana no es precisamente lo que tenía en mente como trabajo de campo cuando vine para estos pagos!! Jajjaja...



El hielo que hace poco poblaba nuestra salida al mar abierto aún andaba dando vueltas por ahí y tuvimos que hacer un buen rodeo para encontrar una zona apropiada para trabajar. Además de la gran profusión de aves antárticas que hemos tenido en las últimas semanas y que no dejaron de otearnos desde los aires, también apareció una solitaria ballena Minke resoplando cada tanto a pocos metros de nosotros. La naturaleza en toda su expresión!





Transportar el agua por nuestra pista de desplazamiento requirió varios viajes y la ayuda de Mario y Serge, ya que los trineos estaban un tanto pesados y en las bajadas se iban disparados sin respetar límite de velocidad alguno!


Por fin después de un buen trabajito extra y que hacía unos días ni nos planteábamos tener que realizar, ya teníamos todo dispuesto para pasarnos el resto de la jornada en la carpa procesando las muestras.



Un detalle interesante surgió cuando teníamos que preparar los ensayos para amonio. Para evitar problemas de reactividad con la luz, era necesario trabajar en oscuridad o con luz verde. Hasta ahora no había sido un inconveniente y simplemente con cerrar las ventanas de la carpa teníamos el ambiente necesario. Pero esta vez el sol daba de lleno en la carpa, cuya tela roja, al cerrar las ventanas, convirtió el lugar en un cabarute barato de primer nivel!!



Una luz rojiza invadió la carpa y ocupaba cada rincón disponible! Nos sentíamos como utilizando visores infrarrojos!

Cómo hacer entonces para zafar de tanta radiación?? Nuevamente utilizando los recursos a mano, capturé una bolsa de basura tamaño gigante, la abrí al medio, puse la gradilla con los tubos debajo de ella y me enganché el otro extremo con una vincha a la cabeza. Así generé un práctico (y barato!) cuarto oscuro de emergencia que me permitió hacer los ensayos sin más complicaciones que la falta de comodidad...definitivamente se veía extraño!!! Jajjaja...



Como esperábamos, terminamos bien entrada la madrugada. La vuelta al velero por el senderito en la noche cerrada también tenía lo suyo. Caminar por un canal abierto en la nieve con tramos en que las paredes están al nivel de la cabeza, en medio de la oscuridad y calma de la noche, no es precisamente la manera más habitual de regresar del laburo!


Lo mejor era irse a dormir lo antes posible, ya que aún nos quedaba otra jornada completa por delante para terminar con la estación.


Afortunadamente el viernes salió un día potable y con un sol que amagaba a salir en cualquier momento. El panorama en el agua había cambiado rápidamente de un día para el otro, mostrando signos de un incipiente congelamiento. Otra vez el hielo??? Mmmmm, quién sabe!!



Mientras sacábamos las muestras de agua con la botella Niskin, nos quedamos petrificados de la sorpresa al ver que prácticamente debajo nuestro aparecía una ballena Minke resoplando a centímeros de Mario, rozando con su gigantesco cuerpo nuestra frágil embarcación. Reapareció un par de veces más como tratando de ver qué éramos y después se esfumó...los regalos extraordinarios de trabajar en estas latitudes...


Más allá de alguna que otra complicación experimental que nos daría tareas en qué entretenernos en los próximos días, todo terminó bien y cerramos la estación Christine con un balance más que positivo y optimista. Ya era hora, no? Jjajaja...


jueves, septiembre 07, 2006

 

Caminando sobre las aguas...


...o cronología de la estación de muestreo más delirante...hasta ahora!!


Viernes 18 de Agosto


Atardecer. Unos pocos días después de terminar la estación de muestreo “Laure”, estaba dando unas vueltas por ahí y decidí subir al cerro para pegarle una mirada al panorama. Cuán grande sería mi sorpresa al ver que una cantidad increíble de hielo se había acumulado de un día para el otro, cubriendo las aguas con un manto blanco que se extendía hasta el horizonte!!




Eran bandejones de hielo que cada tanto se interrumpían con la presencia de algún témpano más grande, pero que inevitablemente impedían nuestro paso para salir a muestrear con el Zodiac.




No quedó otra opción que aguardar a ver qué sucedía: retirada ante los primeros vientos del norte o consolidación si predominaban los vientos del sur y las temperaturas bajas??



Esta última opción fue la que prevaleció. El frío se instaló clavando el termómetro por debajo de los -10 °C durante varias jornadas y el hielo se fue asentando de a poco.




Finalmente decidimos salir a inspeccionar la dureza del terreno para ver si era viable hacer una incursión de muestreo caminando sobre las aguas congeladas. La parte más crítica eran los primeros 50 m desde donde habíamos zarpado la vez anterior, ya que los vaivenes de la marea y los vientos habían dejado ese trecho desprovisto de hielo. El que se estaba formando provenía del paulatino congelamiento de las aguas y no de la fusión de bandejones preexistentes, por lo que era mucho más frágil. Además, teníamos dos grietas que cruzar, cuyo ancho era variable de acuerdo a los caprichos de las corrientes marinas de cada día...




Miércoles 23 de Agosto


Después de desayunar, con Seba nos enfundamos en los trajes secos y nos mandamos a recorrer el mar de hielo con el objetivo de medir sistemáticamente su espesor hasta el punto de muestreo. Pensar que tan solo hace una semana era algo inimaginable!!!


La primera parte era suficientemente resistente como para caminar por encima de ella, pero aún endeble para el equipamiento. Cuando nos desplazábamos por encima de ella se sentían las ondulaciones debajo de los pies!!...brrrr...




Por supuesto que el cruce de la grieta fue lo más interesante. Seba pasó sin problemas usando un bandejón de hielo como soporte. Cuando me tocó a mí, se empezó a hundir indefectiblemente por mi peso y me tuve que tirar de cabeza para adelante para no irme al agua!! Muy gracioso...pse!


Cada movimiento que hacía era un desafío a la ley de la gravedad y los pasos que eran seguros para Seba eran toda una incertidumbre para mí!


Luego de cruzar la grieta vimos que estaba todo más o menos uniforme en el espesor y empezamos a sentirnos más seguros. Las distintas placas de hielo se fundieron poco a poco, generando una plataforma gigantesca. La presión de los choques levantó rebarbas de agua helada que en ocasiones tienen medio metro de alto. Al pasar sobre ellas se fracturaban rápidamente, generando un sonido bastante intimidante ya que nunca se sabía que tan firme estaría el terreno por debajo de ellas...


Al salir de la desembocadura del canal nos quedamos boquiabiertos del espectáculo que teníamos frente a nuestros ojos. Si bien ya habíamos caminado y hasta corrido por el mar congelado, ahora teníamos frente a nosotros una extensión de hielo que se prolongaba hasta el infinito dando una sensación de vastedad que no se sentía en las otras zonas rodeadas de glaciares.




Llegamos andando hasta el mismísimo punto de muestreo. Una experiencia surrealista!!! El sol brillaba en las montañas del fondo, contrastando su blanco relieve con la oscuridad del ambiente que generaban las nubes que cubrían el cielo. Como marcando el lugar, había un pequeño témpano atrapado entre los hielos al que me trepé. Desde allí percibí claramente por primera vez el movimiento del mar!! Daba un poquito de impresión ver como se desplazaba sutilmente (o no tanto) toda la superficie helada con las ondulaciones de la marea. Parecía un animal respirando!! Una elasticidad que infundía respeto.


Esta vez llevamos las cámaras así que nos sacamos el gusto de tirar unas cuantas fotos. Eso sí, los dedos, húmedos en los guantes de neoprene del traje seco (paradójico, no?), se congelaban al instante de sacar la mano para gatillar. En un par de ocasiones pensé que perdía los dedos!! Qué dolor tan punzante!


Aprendimos la lección y tomamos nota: para la próxima traer guantes polar para las sesiones fotográficas, radio (ejem, se nos olvidó!), el GPS para posicionar el lugar...y comida!!!


Definitivamente fue el trekking más atípico de mi vida, claro, después de la caminata por los témpanos de hace unas semanas que mi pulgar derecho aún recuerda perfectamente!! Jajjaja…


Nos adentramos un poco más hasta llegar a un témpano más grande y nos quedamos fascinados de ver como subía y bajaba con los movimientos del mar. Los sonidos de los hielos entrechocando contra el iceberg estremecían los pelitos de la nuca! De película!


El espesor del hielo resultó ser uniforme a lo largo de todo el trayecto, con una media de 5 pulgadas de espesor. Suficiente para poder trasladar el peso del equipo sin inconvenientes. Por curiosidad medí el hielo que rodeaba al velero y por el que nos desplazábamos impunemente todos los días y comprobé que había crecido de 4 a 8 pulgadas en las últimas semanas.


Mientras regresábamos al velero, por unos minutos se levantó viento del sur y su recorrido sobre la gélida superficie se hizo sentir como un puñal clavado en la cara! Los huesos crujían del dolor!!! Nota: salir a muestrear sin viento!!!


Ahora quedaba aguardar un poco más, hacer un nuevo relevamiento y si las cosas seguían encausadas y el clima no nos jugaba una mala pasada, salir de muestreo la semana siguiente.


Jueves 24 de Agosto


La jornada se presentaba con un día totalmente claro, que hacía rato que no teníamos. Y vino acompañado de dos eventos atípicos: la temperatura mínima hasta ahora, con – 14 °C y la presencia de una foca de Weddell herida yaciendo en la bahía detrás del velero.




Parecía que había sido atacada por nuestra querida foca leopardo (tan simpática que parece!)...o alguna orca. Opté por pensar que había sido Leo y no esas ballenas carnívoras, ya que si era así, su presencia en la zona le daría un toque más de adrenalina a las salidas por encima del mar congelado!! Lo único que nos faltaba era que saliera una Orca de abajo nuestro y nos manducara una gamba!!!! Jjajaja...ma qué “Free Willy” ni qué catzo!!


Aprovechamos las condiciones excepcionales de luminosidad para testear el funcionamiento del equipo de medición de UV en el agua, ya que la última vez nos había fallado. Así que desplegamos toda la parafernalia con el Qamutik y nos asentamos como pescadores en el Ártico a probar suerte en el agujero que habían hecho Mario y Serge para bucear.


Por suerte anduvo!!! Un pasito más cerca de la estación!!! Lo mas entretenido era ir tirando del Qamutik cargado con el equipo...u oportunistas que se trepaban a último momento.

Parecía la escena de Rocky IV, cuando el quía se iba a entrenar a Siberia tirando troncos con una soga sobre la nieve!! Jajjaja...


Viernes 25 de Agosto


Como no podíamos tener dos días seguidos con tanto sol, el viernes nuevamente amaneció gris y oscuro. Por la mañana tuve la oportunidad de comprobar eso de estar en el lugar adecuado y en el momento justo. Había salido bien temprano a correr un poco y mientras estaba estirando en la cubierta fui testigo de algo maravilloso.


De repente escuché un ruido fuerte y sordo, y al levantar la vista enganché justo el desmoronamiento de una buena parte del glaciar que tenemos enfrente de nosotros a unos pocos metros del velero. La caída fue algo espectacular, al mejor estilo del Perito Moreno; pero lo que más me impactó fue la onda que generó en el agua, levantando la capa de mar congelado que se extiende alrededor nuestro como si fuera una hoja de papel. La onda se elevó bruscamente y empezaron a verse grietas incipientes que avanzaban rápidamente hacia nosotros! Como si una piedra hubiera caído en aguas abiertas, el hielo se flexionó al máximo en medio de crujidos estremecedores hasta que la onda expansiva alcanzo el velero que se empezó a mover como si navegáramos! El cagazo que me pegué fue mayúsculo! Nunca había visto algo así en mi vida tan de cerca! Jajjajaja...


Por suerte la capa de hielo se la bancó y no se partió en mil pedazos. Pensar que hacía escasos minutos había cruzado esa región mientras volvía de correr...si me agarraba en pleno camino me quedaba seco del ataque cardíaco!!


Por supuesto, el único delirante que a esa hora estaba afuera era yo, así que me convertí en el solitario testigo visual del fenómeno natural. Un pequeño recordatorio para no acercarnos tanto a esas moles de hielo que parecen tranquilas, pero que de un momento a otro pueden venirse abajo como si nada...


Sábado 26 de Agosto



Ante la inminencia de salir a muestrear el lunes, pensamos que sería una buena idea salir a comprobar la consistencia del hielo dados los cambios que veníamos observando cada día en la región del punto de muestreo.


Emprendimos una nueva incursión embutidos en los trajes secos, pero esta vez más precavidos: llevamos guantes de repuesto, la radio, el GPS y algunos bocadillos. La idea no era sólo chequear el espesor del hielo y el punto de muestreo, sino aprovechar para hacer una buena caminata por el mar congelado.


Realmente la sensación que provoca este tipo de salidas es algo difícil de explicar. Eso de andar sorteando las placas de hielo levantadas por el esfuerzo de la presión, saber que debajo nuestro hay decenas de metros de profundidad, otear al horizonte y ver un blanco infinito...es extraño y cautivante a la vez. Al fijar la vista a lo lejos, se puede apreciar con claridad como sube y baja el mar congelado con el vaivén de las ondas. Inspira algo de temor, respeto y a veces uno no deja de preguntarse "qué estoy haciendo aca??!!" Jajjaja...


Nos quedamos sorprendidos al ver que en estos tres días y a pesar de que varias partes se abrieron dejando el agua libre, el espesor en promedio había pasado de 5 a 7 pulgadas!! Se notaba claramente la mayor solidez mientras nos desplazábamos por la superficie.


Por suerte el punto de muestreo había quedado en la zona que aún estaba congelada...estación, estación?? Definitivamente sería una movida infernal y seguramente de novela!!


Una vez culminada las tareas laborales, partimos en nuestro atípico trekking. Nuestro objetivo: la isla que teníamos al sur, en el fondo de la bahía, donde nunca antes habíamos llegado ni con los kayaks.


En el hielo era bastante difícil estimar las distancias ya que todo se veía relativamente uniforme y blanco. Así que no tenemos ni idea de cuánto pateamos, pero por el tiempo que invertimos, le dimos parejo y tendido!


Cerca de la isla encontramos aguas abiertas y, como es habitual en las regiones donde hay agua expuesta, encontramos fauna. Esta vez tres focas cangrejeras, una de ellas con una panza infernal que parecía que iba a parir en cualquier momento!



De ahí partimos en diagonal a la isla que generalmente tenemos al lado nuestro cuando muestreamos. Estábamos curiosos por ver hasta donde podíamos llegar a pie. Pudimos ver una zona por donde se podía acceder al hielo que había a lo lejos, extendiéndose hasta los glaciares de la imponente isla de Brabant que tenemos como paisaje de fondo. Si hasta allí en el Zodiac yendo a los palos llevaba más de media hora de viaje, no me quiero imaginar lo que sería ir caminando!!!


Nos acercamos a la isla y pudimos comprobar que aún había bastantes zonas con aguas abiertas. Y en ellas pudimos distinguir al menos 10 focas cangrejeras asomando curiosamente la cabeza y el cogote, escrutándonos a ver que éramos y que queríamos. Por supuesto, cuando terminamos de sacar las cámaras ya se las habían pirado!


Estábamos a unos escasos 10 metros de un gigantesco témpano que subía y bajaba con la marea alcanzando de a ratos la friolera de más de dos metros de altura en su corcoveo. Lo que sería su extensión debajo del agua!!!


Como sucede habitualmente, sólo hace falta meterse en un traje seco hermético para que te den ganas de mear. No era la excepción y hacía rato que me venía aguantando. Pero no daba más. Así que no quedó otra opción más que tomarse el laburo de abrir el cierre de la espalda, sacar los brazos y el cuello de los sellos de neoprene, bajarse el traje hasta la cintura y recién ahí poder liberar la tensión acumulada! Joder, que tarea más complicada!! Sin hacer comentarios de los efectos del frío extremo en ciertas partes de nuestra anatomía...seguro que si estos trajes tuvieran un cierre delantero no darían tantas ganas de pillar!! Jajjaja...


Como ya se hacía tarde y se veía venir un lindo pesto del sur, emprendimos la vuelta bordeando la zona de aguas abiertas. Qué sorpresa fue cuando descubrí las huellas de la caminata del otro día!! Parecía como si alguien hubiera pasado caminando recién por ahí! Y estaban mas que desplazadas del lugar original por el que habíamos andado! Como para tener una idea de como se mueve el hielo y lo dinámico del asunto!!


Llegamos al velero justo cuando se desato un vendaval de aquellos, con ráfagas que desprendían la nieve de los glaciares y un fresquete en aumento que nos hacía desear cada vez más el calorcito del Sedna.


Lunes 28 de Agosto


Y llegó el día “D” (qué corno será esa famosa D???). Nos levantamos tempranito y a las 7 estábamos con Seba en el cerro contemplando los hielos para tomar una decisión. Mañana encapotada y con una nevada copiosa. No soplaba viento. Qué hacer? Se veía todo uniforme y parejo bajo el nuevo manto blanco que cubría el terreno.



La incertidumbre se resolvió sin muchos cuestionamientos. Al revisar el punto crítico de las grietas en la zona de partida pudimos ver como durante la noche el salto a superar había pasado de uno a diez metros, imposible de hacer sobre un planchón de madera como era el plan original.

Mi plan B era hacer un canal en el hielo más débil cercano a la costa e intentar llevar las cosas en el Zodiac chico, Gothic. Quedamos con el resto de la gente que trabajaríamos en el tema después de almorzar...




Cuando finalmente fuimos con el Qamutik cargando a Gothic creo que hubo un problemita de comunicación y no se entendió bien lo que yo tenía en mente. Directamente encararon con todo sobre el hielo más delgado hasta llegar a la grieta. La idea que tenían era dejar el bote allí y usarlo para sortear esa parte únicamente. Pero no se habían percatado de que los 30 m anteriores también eran de hielo poco consolidado y encima, con la nieve caída, se confundía todo en un blanco uniforme y cegador que no dejaba entrever el verdadero suelo por el que andábamos.


Francois fue el primero en meter una pata en el agua. Después el hielo cedió bajo el trineo y casi se lleva a Mario aguas adentro, de no ser por su oportuno salto adentro del Zodiac. Momentos después fue el turno de Seba. El hielo simplemente cedió bajo sus patas un par de veces sin previo aviso. Serge también cayó un poco en las aguas heladas...y finalmente me tocó a mí. A pesar de que me mantenía un poco más lejos como para zafar del efecto Titanic, en un paso que di directamente pasé para abajo y me sumergí hasta la cintura!!! Brrrr, qué feito!!! Digamos que andar empapado con agua a - 2 C no es lo más indicado para estar al aire libre...en la Antártida! El único que se escapó fue Mariano, que como buen Argentino miraba de lejos y ni se acercaba aunque le ofrecieran una luca!! Jajjaja...


Finalmente dejamos el Zodiac en el hielo firme y desde ahí moveríamos al día siguiente para trasladar el equipo hasta el otro lado de esta zona crítica.


Seba propuso entonces hacer una nueva revisión del hielo para ver por donde era mejor desembarcar, ya que la nieve generaba una especie de efecto invernadero que contribuía a derretir el hielo. Y con sólo - 4 °C no era cuestión de confiarse!


Nuevamente nos pusimos los trajes secos, y esta vez acompañados por Mariano, nos mandamos hacha en mano a revisar el hielo.


Esta vez la única forma de cruzar la segunda grieta, de más de 10 metros de ancho, era tirarse al agua y "nadar" hasta el otro lado. Era muy cómico el efecto de pez globo que se generaba al meterse en el mar. El aire contenido en el traje al momento de cerrarlo herméticamente subía de golpe y nos quedábamos flotando como boyas! Moverse en esas condiciones era simplemente desopilante!!


Con la nieve recientemente caída parecía un lugar totalmente diferente al que ya habíamos recorrido los días anteriores. Blanco infinito...las nubes se habían levantado en el horizonte y las montañas de la Isla Brabant estaban al desnudo con su impactante majestuosidad. Por una vez Seba venía ganándome en la cantidad de tropezones con los planchones de hielo escondidos por la nieve...je!


Llegamos sin dramas, rechequeamos la posición y nos asombramos un poco de ver como había cambiado todo. Los témpanos de antes ya no estaban y en su lugar había nuevas formaciones...de lejos se veía todo igual, pero al adentrarse en estos pagos helados se apreciaba con más detalle el grado de vitalidad que tenía y como se iba transformando día a día...loquísimo!!


No pudimos resistir la tentación y luego de mirar unas focas que había por ahí, terminamos en el mar chapoteando de un lado para el otro! El azul profundo del mar era tenebroso y sin embargo la claridad de las aguas dejaba ver con precisión nuestras extremidades revolotear debajo de nosotros. Rodeados de hielo, en un mar helado y contemplando unos paisajes de ficción...increíble!!


Al regresar el cruce de la grieta fue de terror. Mientras yo trataba de avanzar en unas aguas “frappé” colmadas de hielo, Seba se entretenía rompiendo el hielo a mi alrededor cuando quería salir...así nos la pasamos un buen rato hasta que finalmente y sin proponérnoslo, generamos el canal para el Zodiac en la zona de hielo mas débil...poco ortodoxo el sistema, no?


Martes 29 de Agosto


Esta vez parecía que finalmente nos largábamos. En total éramos 6 los integrantes de la movida: Mariano, Francois, Mario, Serge, Seba y yo. A pesar de que estaba un poco ventoso, pintaba un día despejado con siete grados bajo cero...luz verde para arrancar con el operativo estación “Valerie”!!


Mis prerrogativas eran que todos estuviéramos usando trajes secos de buceo, ya que no sabíamos con certeza que tal se podía comportar el hielo, y, por otro lado, si algo se nos iba al agua se podía intentar rescatarlo sin correr el riesgo de pegarnos una hipotermia.


Después de un rápido desayuno empezamos con la movida del equipo. Esta vez había que hacer todo en un solo viaje, así que cargamos los cajones con los termos para muestrear, el guinche, los CTD, el PUV, la compu, la batería y todos los demás petates en el Qamutik y tres trineos más chicos. Parecía una expedición al polo!!!




Todo ese bardo únicamente para sortear los 100 metros hasta donde había quedado Gothic. Las grietas se habían cerrado un poco respecto al día anterior, pero aún eran lo suficientemente anchas como para que no pudiéramos pasar caminando con las cosas.


La bienvenida estuvo a cargo de Leo, nuestra foca leopardo, que se asomó de la grieta a escaso metro mío haciéndome sobresaltar un poco. Se ve que el movimiento no le atrajo mucho y desapareció debajo del agua para no aparecer más...que lindo caerse al agua sabiendo que este animalito de Dios anda por ahí alegremente, no?




Fuimos cargando las cosas y Mario condujo a Gothic cercano a la costa, donde el hielo estaba más fracturado por las habituales variaciones de la marea.




Por mi cuenta me lleve el Qamutik caminando sobre la zona de hielo delgado y pude cruzar a la región segura saltando por algunos bandejones sin caerme al agua. Todo un suceso!!!


Tres viajes bastaron para trasladar todo el material. Volvimos a montar las cosas en el trineo esquimal, recubrimos el equipo con un par de lonas para evitar caídas por el camino y arrancamos la expedición.


El sol pegaba de lleno. Era algo fuera de este planeta ver seis tipos vestidos con trajes de buceo tirando de los trineos por el hielo con rumbo al infinito.


Bueno, no tan lejos...El blanco era cegador y las montañas de la isla Brabant impactaban con su presencia en el horizonte. Aun no podía creer que finalmente estábamos haciendo la estación caminando sobre el mar congelado!!!!



Luego de andar unos 15-20 minutos llegamos al punto de muestreo. Con hachas abrimos un hueco en el hielo, que ya tenia un respetable espesor de casi 25 cm! Las imágenes con todo el material desparramado alrededor nuestro y los demás chusmeando lo que hacíamos parecían sacadas de una película de Almodóvar.




Hicimos las mediciones con los CTD y después llegó el momento de la verdad: el bendito PUV!! Funcionaría? Daría valores positivos?? Había luz de sobra, así que debería funcionar...pero no! A partir de los 8 m se colgaba y empezaban los datos negativos. De todos modos Seba procesó las curvas y resultó ser que tenían formas coherentes. Sería el hielo bloqueando la luz? Tanto??? Nos daba un 50 % PAR a 1 metro!!!! Supuestamente esa era la profundidad para el 100 %!! Qué hacer? Si tomábamos la decisión incorrecta y determinábamos mal las profundidades de muestreo, semejante movida habría sido inútil!


A unos 30 m de nosotros estaba el borde del frente de hielo y comenzaba una gran zona de aguas abiertas. Así que le propuse a Seba mover las cosas hasta allá y probar. El clima seguía siendo favorable y a pesar de que de a ratos soplaba un poco de viento del sur gelificándonos rápidamente, se podía aguantar al aire libre sin problemas.


Encontramos una pequeña plataforma de hielo justo en el borde del pack que nos brindó la sustentación necesaria para descolgar el brazo del guinche y trabajar desde esa zona "más segura".


Con los guantes húmedos, el frío nos iba comiendo los dedos poco a poco, así que cuando nos quedábamos quietos un rato había que tomar algo caliente (teníamos te...y mate!) o sino trotar un poco agitando los brazos como un molino. Creo que cualquier foca nos creería criaturas de lo más extravagantes...jajjaja!!


Eureka!! El aparato anduvo bien y hasta 40 metros de profundidad!!!! Ahora teníamos valores mucho más coherentes para muestrear y similares a los que veníamos observando antes. Qué alivio!!! Claro, eso implicaba que a partir de ahora deberíamos encontrar un sitio adecuado para poder trabajar desde el borde del hielo... pero eso era problema para más adelante...


Trasladamos el resto del equipo a la orilla y nos pusimos a trabajar en la extracción de las muestras de agua.



Dar vueltas la manija del guinche era una buena manera de entrar en calor y rápidamente todos querían demostrar quién era capaz de hacerlo mejor y más rápido. Hasta que Murphy se hizo presente y cuando nos quedaban las dos botellas a 120 m de profundidad, se nos estropeó la maldita manija!!!! Tabarnac!! Opciones? Sólo una: hacerlo manualmente! Qué lindo que estuvo!!! Joder, menos mal que nos entrenamos bastante porque sino sería imposible hacer estas estaciones!! No aptas para larvas!!! Jajjaja...



Las horas iban pasando. Hacía casi tres que estábamos dando vueltas por ahí. Algunas nubes taparon el sol, el viento empezó a soplar y la cosa ya no era tan divertida. Se empezaron a notar los síntomas de enfriamiento y la verdad que nos queríamos volver al velero cuanto antes. Y además, ya era la hora de comer!!!


De nuevo cargamos todo, empaquetamos los casi 100 litros de agua que muestreamos y emprendimos la retirada. Definitivamente, una experiencia de aquellas que nunca se sabe si llegaremos a repetir...


Al llegar al Zodiac nuevamente hubo que hacer el operativo de traslado (y sólo por esos 50 m de hielo que no se terminan de consolidar!) y con Francois nos encargamos de llevar el Qamutik sobre la grieta. En medio del operativo Francois hundió la pata en el agua hasta la rodilla y mientras yo me reía de la situación, al siguiente paso y sin esperarlo, el hielo cedió y me fui como un submarino para abajo. Me hundí hasta el cuello y pude saborear un poco del agüita de mar: confirmado empíricamente, está fría y salada!!! Jjajaja...para variar, terminando una vez más en el agua...


Reacomodamos todo en el trineo, dejamos el guinche en el velero y llevamos los cajones térmicos hasta la carpa. Cruzar la fracturada zona de la costa no fue tarea sencilla, pero finalmente después de más de 5 horas de haber iniciado las maniobras, ya estábamos de vuelta, con el equipo electrónico adentro del velero y listos para enjuagarnos en la ducha los trajes secos y cambiarnos para comer.


Claro que después de semejante movida, el estrés de que no pasara nada con tanto bamboleo, el frío y el esfuerzo físico, con Seba estábamos más para irnos a dormir una siesta que para encerrarnos en la carpa a tratar las muestras!!!


Empezamos a las 14:30, terminamos cómodamente después de pasada la medianoche!! Que amansadera!! Y sólo paramos media hora para cenar algo y volver a la carpa.


Igualmente lo más pesado era saber que al día siguiente nos esperaba otra vez la misma odisea para hacer los ensayos de incubación...pero nos dejaría el clima? Ya durante la tarde se había levantado viento y hasta había empezado a nevar. Sinceramente yo prefería un día horripilante como para dedicarme a procesar los datos y descansar un poco...alguien anotó la matrícula del camión que me atropelló????? Jjajajaj...


Miércoles 30 de Agosto


Más dormidos que despiertos, a las 7 de la mañana ya estábamos oteando el horizonte desde el cerro para evaluar las posibilidades de salir a redondear la segunda etapa de muestreo. Nuestras plegarias parecían haber surtido efecto, ya que la cosa pintaba fea. Día gris, un viento infernal del norte...las cosas habían dejado de ser lo que eran la jornada anterior. Avistamos nuevas grietas cerca de donde habíamos estado ayer, la zona que cruzábamos con el Gothic se veía unos 50 metros más amplia...todo se había desplazado en la dirección errónea! Pero lo que más mataba era el ventarrón gélido que levantaba la nieve cristalizada y pegaba duro en todo el cuerpo. No, de ninguna manera, luz roja!


Como para asegurarnos de que las cosas aún estuvieran en su lugar, después de almorzar nos mandamos en una nueva incursión de inspección del hielo, esta vez acompañados por Marco. El trío dinámico en acción! Era su primera vez con un traje seco, así que no dejaba de ser gracioso verlo!


Lo mejor fue que tuvimos que atravesar los 25 m de hielo fracturado de la grieta nadando!!! La sensación al avanzar entre los restos de planchones y el agua recién congelada era de lo más extraña. Y qué manera de hacer fuerza para avanzar!!! Jajjaj...


Con el viento y la nieve el paisaje había cambiado totalmente una vez más. Las huellas del día anterior eran casi imperceptibles y todo se veía completamente diferente. Tanto es así que no pudimos encontrar ni el hueco ni el tempanito de plataforma de muestreo que habíamos usado ayer!!!


El viento soplaba furioso y la piel expuesta de la cara sufría más de lo aconsejable. El borde del pack de hielo se veía muy fracturado e inestable. Finalmente encontramos otro témpano que nos podría servir de plataforma para muestrear...pero estaría allí mañana??? Quién sabe...

La cosa no daba para más y nos volvimos ya que nos estábamos congelando mal. El cruce de vuelta chapoteando fue una vez más la parte divertida. Las habilidades de Marco en el agua eran equivalentes a la de una foca en tierra firme!!! Jajjaja...


Jueves 31 de Agosto


Como parte de una rutina automatizada, pocos minutos después de las 7 de la mañana estábamos contemplando el panorama desde el cerro. El día parecía adecuado para salir de expedición. Un poco de viento, probabilidades de sol, siete bajo cero...mejor darle gas y sacarse de encima el asunto antes de que todo cambiara nuevamente, no?


Volvimos al velero, anunciamos la partida y despertamos al resto de la gente, ya que después de tantos amagues ni se molestaban en madrugar a menos que confirmáramos la movida. Nos miraban con un cariño y una ternura...jajajaja...


Pasadas las 8 estábamos movilizando el aparataje en los trineos hasta el Gothic, que esperaba estoico para cumplir con su misión. Esta vez se sumó el equipo de filmación para registrar un poco el despliegue que hacíamos. Claro que con ese condimento extra los tiempos se iban estirando ya que había que adaptarse a los deseos de Martin y su cámara...ohmmmmmm....


Cuando pedí de ir nuevamente con los trajes de buceo me miraron un poco feo, ya que confiados por la salida anterior, ni Mario ni Serge tenían intenciones de usarlos. Algo comprensible considerando que ellos buceaban todos los días y a esta altura estarían hartos de usarlos. Pero yo no quería arriesgar nada y el tiempo me daría la razón...


Cargamos el Gothic con la primera tanda y junto con Mario partimos a desafiar los 100 metros de hielos fracturados que nos separaban de la plataforma sólida. El avance se hizo complicado ya que el espesor de los bandejones sueltos era más que importante y parecía que ellos dirigían el destino del Zodiac en lugar del timón.


Al llegar a mitad de camino sucedió lo que interiormente rogaba que no pasara. El motor falló como suele suceder en los días fríos. El combustible, a pesar de ser “antártico”, estaba congelado en la manguera de distribución, así que por más que Mario trató de destrabarla no hubo caso. Terminamos arrastrando el bote entre los hielos tirando con una soga, con la mitad de cuerpo adentro del agua!!...una escena interesante para ver.


No hubo caso. Vino Stevens, metió mano, pero el motor se seguía negando. El tiempo pasaba inexorablemente y no quedó alternativa. Cancelé la operación y dejamos todo para mañana.


Ergo, a devolver todo a su lugar de origen, sacar el Zodiac del agua, reorganizar el material...digamos que nos pasamos unas tres horas trabajando para nada...como quien dice, los gajes del oficio. Podremos terminar mañana con esta guacha de Valerie????? Qui lo sa??


Viernes 1 de Septiembre


6:15 de la mañana. Con Seba miramos por la ventana. No había dudas, era el día perfecto! Cielo totalmente despejado, poco viento, - 9 °C...luz verde a la estación!!


Desayunamos algo, despertamos al resto de la gente (que a esta altura ya nos amenazaba de muerte si no terminábamos de una vez!) y a las 7 arrancamos con la movida. Una vez más con el equipo de filmación a cuestas.


Stevens se había pasado el día arreglando los cables y la bomba del Zodiac, así que sólo quedaba que conectara todo de nuevo para poder partir. Mientras, nosotros llevábamos el cargamento con los trineos hasta el punto de partida.


Como Murphy no nos abandonaba, cuando llegó la hora de arrancar el motor el renegado siguió resistiéndose sistemáticamente a funcionar por más de unos pocos segundos. Los rugidos de las aceleradas retumbaban con el eco en las paredes de hielo que nos flanqueaban. El humito del calor humano salía de nuestros cuerpos y las siluetas se recortaban con el sol que empezaba a asomar.


Mientras continuaba la lucha contra los elementos mecánicos nos fuimos a cambiar y regresamos como un equipo de superhéroes embutidos en los trajes secos. Lástima que teníamos una escasez de poderes terrible!!


La situación se prolongaba una vez más...hasta que por fin arrancó!!! Cargamos el Zodiac y emprendimos el primer viaje. Que resultó ser mucho más breve de lo que esperábamos!!! No hicimos ni dos metros que otra vez nos quedamos a pata!


Plan B! A correr con el Qamutik a buscar el Zodiac grande, Aarluk, aunque nada nos garantizaba que el combustible no estuviera también congelado en su sistema de distribución. Con Serge y Seba le metimos pata y preparamos todo...justo en el momento en el que finalmente Gothic había aflojado y Mario, junto con Mariano y Francois se largaban para abrir camino.




Regresamos rápidamente para poder ver un poco más de cerca el escenario y ahí vimos que la cuestión no iba a ser sencilla. De un día para el otro el hielo se había compactado y consolidado de manera tal que se hacia muy difícil avanzar con el Zodiac. Tanto que tuvimos que arrastrarlo saltando entre los bandejones que se iban hundiendo bajo nuestro peso...menos mal que teníamos los trajes secos!!


Los últimos 20 metros fueron una odisea al mejor estilo rompehielos: Mario retrocedía y embestía las placas de hielo, y cuando la proa se alzaba en el aire, con Mariano nos zambullíamos en el Zodiac para quebrar el hielo con nuestro peso. Y funcionó!!!! Mi capacidad de asombro superó nuevos límites al ver lo que estábamos haciendo sólo para poder ir a tomar un poco de agua para hacer un ensayo de incubación!!!




Me quedé en la zona de hielo firme mientras Seba coordinaba las maniobras para traer el resto del equipo. Las vistas que tenía con el sol a mis espaldas observando como se desplazaban abriéndose paso entre los hielos eran dignas de una película de ciencia ficción!!!


Pacientemente esperamos al equipo de filmación mientras preparábamos las cosas en el Qamutik. Y por fin, luego casi dos horas de lucha, emprendimos el camino sobre las aguas congeladas.


El viento había cambiado el aspecto del lugar y la gran extensión blanca que se extendía delante de nosotros ahora presentaba unas cuantas grietas de aguas abiertas. Encaramos para el borde del hielo para encontrar una zona apropiada para el muestro.


Nos llevamos una gran sorpresa cuando al asomarnos en el borde del hielo apareció la sobredimensionada cabeza de Leo a escasos centímetros de la cara de Seba!!! Sí, la foca leopardo nos observaba otra vez desde el agua como preguntándose que catzo estaríamos haciendo ahora por ahí...estos humanos!!!


Encontramos un lugar donde teníamos el sol de frente como para obtener buenos resultados con el PUV y nos instalamos. A pesar de estar fracturado, el espesor del hielo, con casi 30 cm, nos daba una relativa tranquilidad.


Por supuesto que no duró mucho el idilio climático y pocos minutos después de arrancar con el trabajo se levantó un vientito del sudoeste que nos dejó helados. Y para peor, arrastró una delgada capa de hielo por toda la orilla del pack. Así que nos la tuvimos que pasar “limpiando” la zona mientras hacíamos las mediciones.


Lo bueno es que con la práctica del otro día las cosas fueron mucho más fluidas y terminamos rápido.


Regresamos hasta el Zodiac para descubrir que el hielo se había cerrado por donde habíamos llegado originalmente.


Resolvimos el percance arrastrando a Gothic, utilizando los bandejones adyacentes como precarias plataformas de apoyo que se iban fracturando bajo nuestro peso y el embate de la quilla del Zodiac. Por supuesto, yo no podía zafar de caerme al agua y terminé hasta el cuello manoteando a último minuto las sogas del gomón...


Como el reloj apretaba y la cosa venía lenta, con Seba optamos por llevarnos a la rastra los dos cajones con las muestras y montar el sistema de incubaciones antes de que se nos fuera de las manos el tiempo. Necesitábamos al menos 6 horas de ensayo como para que fuera redituable semejante esfuerzo...


Mientras los demás se entretenían con las maniobras de recuperación del equipo de trabajo, nosotros nos pusimos en la proa a preparar el sistema y largamos los ensayos.


Pasamos el resto de la tarde haciendo las mediciones del caso y finalmente, justo para la hora de la cena, pudimos terminar todo y con las últimas energías decir: Misión cumplida!!!!


Qué nos deparará “Cristine” en nuestra próxima incursión???? :)


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